Ubicado en Milpa Alta, el Centro de Educación Ambiental Tepenahuac propone una forma amena de aprender y saber más sobre la armonía con el entorno natural.

Nopaleras, magueyes y el imponente entorno montañoso enmarcan y definen la presencia del Centro de Educación Ambiental Tepenahuac (CEAT), ubicado en esta delegación en la que, no obstante que es parte del Distrito Federal, la atmósfera hace olvidarnos del ajetreo urbano, envolviéndonos más bien en un clima de quietud, de riqueza expresamente rural.

La preservación del patrimonio ecológico de la zona, así la difusión de esta riqueza entre las nuevas generaciones es tarea de este centro situado específicamente en la zona de transición agrícola-forestal de la delegación, y al que se accede por medio de un angosto camino vecinal que atraviesa áreas boscosas, campos de cultivo y los característicos manchones en los que relucen los imponentes nopales, propios y distintivos de esta demarcación.

La llegada no es difícil, tomando en cuenta el juego de relieves y sinuosidades que representa el andar por estos lugares, sin embargo hay un poco de fortaleza y de santuario en el CEAT. No se llega a él de buenas a primeras, sin previa cita: una de las razones principales de esta medida es el interés de los ejidatarios por mantener el sentido patrimonial de este entorno y garantizar al máximo la seguridad tanto de los visitantes como de los campesinos de la zona.

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“Es un espacio dedicado a la educación ambiental no formal, con instalaciones que muestran que un espacio puede funcionar generando el menor deterioro a nuestro medio ambiente. Se realizan actividades que mezclan el conocimiento campesino, la tecnología y la diversión en favor del cuidado de los recursos naturales”, explica Cándido Abad, responsable del lugar, un erudito en todo lo referente a la flora y la fauna locales, una mezcla cordial de científico y ermitaño.

La pureza de la atmósfera y la armonía de una naturaleza donde cada elemento parece ser complemento ideal de un paisaje idílico hacen que pronto las diversas variedades vegetales reunidas en el CEAT semejen guerreros, sacerdotes y príncipes indígenas dispuestos a contarnos sus historias. Cándido es el anfitrión de esta especial conversación, y su charla es más bien la traducción de ese relato estampado en las flores, las tunas, las espinas de los nopales, las hojas rugosas de los agaves que en las cicatrices de sus hojas guardan historias.

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“El CEAT es un espacio de recreación y esparcimiento que funciona sin generar deterioros a la naturaleza: las instalaciones se abastecen de energía eólica y solar, mucha del agua que se utiliza es de recolección de lluvia y aplicamos diferentes ecotecnias para el manejo de deshechos”, dice Cándido.

Agrega que uno de los objetivos esenciales es que los niños y los jóvenes entren en contacto con la naturaleza local, conozcan sus características, su importancia y la interacción de los diversos actores para la conservación del equilibrio ecológico.

“Van a encontrar muchas de las especies vegetales y animales que hay en el entorno, pero precisamente como éste es un concepto dirigido en buena medida a las nuevas generaciones, buscamos que hayan las máximas medidas de seguridad. Si saliéramos al campo, hay la posibilidad de que nos topemos con una serpiente. Aquí pueden conocer las distintas variedades propias del lugar, pero en condiciones que no implican mayor riesgo. En el caso del agua también optamos por contar con agua potable de pipa, ya que vienen muchos niños y es común que al lavarse las manos y la cara lleguen a tomar un poco del líquido”.

Indica que es un centro de educación ambiental que surge gracias a la iniciativa de un grupo de ejidatarios de San Juan Tepenahuac, interesados en nuevas formas de aprovechar los recursos de la comunidad y ante la necesidad de incluir vías alternativas en las actividades económicas y productivas.

UN GIRO EN LA PERCEPCIÓN

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A lo largo de la semana, grupos de escuelas asisten al CEAT para vivir esta especial experiencia didáctica. Existen diversos paquetes para grupos. Siempre hay la posibilidad de pasar un rato divertido, con distintos juegos y actividades, pero el propósito fundamental es que los niños tomen conciencia de la importancia de la naturaleza y el valor del respeto a ella.

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La opción desde luego también está abierta para adultos. Incluso hay la posibilidad de asistir, en un anfiteatro abierto creado ex profeso, a las ceremonias de sanación con algunos de los chamanes de la zona. En ese sentido, el CEAT enlaza el turismo ecológico con otro de los atractivos que guarda Milpa Alta, las actividades curativas a partir de la medicina tradicional y las antiguas costumbres nahuas.

Después de un recorrido por las instalaciones, apreciando el patrimonio natural de la zona y los módulos diseñados para diversas actividades lúdicas, Cándido nos invita unos deliciosos tacos de nopal, una generosa cazuela preparada con los ingredientes recién cortados de la nopalera contigua. La frescura y terneza de los nopales es única.

“La diversión es fundamental, lo sabemos; pero a ello sumamos la importancia de aprender acerca del cuidado del medio ambiente. Por ello ofrecemos talleres ambientales y visitas guiadas para entender todo lo que implica la conservación y el aprovechamiento de este maravilloso entorno. Por otro lado, hay la oportunidad de disfrutar al máximo el lugar, contamos con tirolesa, áreas de camping y palapas con asadores.

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“Damos una especial prioridad al tema de la seguridad, de manera que nuestros visitantes tengan plena confianza. Trabajamos los 365 días del año y afortunadamente hemos tenido excelente respuesta. Los niños, especialmente, terminan su visita con una nueva visión de lo que implica mantener la armonía con la naturaleza”, dice.

Añade que entre los temas principales que manejan como parte de la información que brindan están las formas de producción de la región, así como sus bondades y dificultades asociadas; los recursos tradicionales de la zona; los problemas ambientales generados por el desarrollo y la historia de Milpa Alta; la búsqueda de nuevas formas de hacer las cosas; y las instalaciones del CEAT y su tecnología asociada, entre otros.

 

Centro de Educación Ambiental Tepenahuac (CEAT)

San Juan Tepenahuac, Milpa Alta
Más información con Cándido Abad
Tel. 1711 2931