Esta semana, el gobierno estadunidense del presidente Barack Obama entró en un paro técnico tras la negativa del Congreso para aprobar el presupuesto para el periodo que inició el pasado 1 de octubre.

 

Es la primera vez desde 1996 que ocurre  esta situación en el vecino país, cuando Bill Clinton encabezaba al poder ejecutivo nacional.

 

En la crisis de 1995, Clinton enviaba casi a diario a la sala de prensa a su subdirector de presupuesto, John Koskinen, para exponer detalladamente las consecuencias del desacuerdo para los ciudadanos.

 

Entonces, la disputa se basaba en la demanda republicana de aprobar un presupuesto que permitiera equilibrar el déficit en poco tiempo, lo que chocó con la negativa de Clinton a permitir recortes en prioridades demócratas como la educación o el medio ambiente.

 

El gobierno se reabrió en enero de 1996 con un acuerdo para financiar la Administración con la condición de iniciar un proceso para equilibrar el déficit federal en los diez años siguientes.

 

Para entonces, las encuestas deparaban pobres índices de aprobación a los republicanos, exitosamente retratados por la Casa Blanca como los culpables de una crisis que costó alrededor de mil 400 millones de dólares a los estadounidenses.

 

Australia, un antecedente

 

En Australia, una crisis similar ocurrió en el año 1975 y los efecto fue similar a lo que vive hoy la nación que rige la economía del mundo.

 

La nación de Oceanía también cuenta con un Senado y una Cámara de Representantes, y la medida del gobernador general, John Kerr, para salir del pasmo fue primero destituir al primer ministro para remplazarlo y posteriormente al resto del Congreso.

 

La Cámara de Representantes había aprobado un proyecto de ley de créditos para financiar al gobierno, pero el Senado se negó a avalarlo bajo el argumento de que el gobierno estaba gastando demasiado dinero en programas inútiles durante una recesión económica .

 

El partido de la oposición que controlaba al Senado aseguró que no pasaría la ley de gastos si el gobierno no cumplía con sus demandas.

 

Un mes más tarde, Australia celebró elecciones nacionales para reemplazar el gobierno disuelto . La oposición, encabezada por Fraser, arrasó en las dos cámaras . Australia no ha tenido otra parada desde entonces.

 

Una situación como esta nunca podría suceder en los Estados Unidos. El hecho de que Australia pudiera llevarlo a cabo es un capricho de su historia como una antigua colonia británica que , a diferencia de Estados Unidos, nunca se separó .