Escuchar música a alto volumen por largos periodos era parte de la tortura psicológica llevada a cabo por parte del régimen golpista de Augusto Pinochet en Chile en contra de cientos de opositores políticos que fueron detenidos después de que este arrebatara el poder a Salvado Allende el 11 se septiembre de 1973.

 

De acuerdo con declaraciones de algunos prisioneros, la clásica “My sweet lord” de George Harrison, el soundtrack de la película “La naranja mecánica” de Stanley Kubrick y varias canciones del cantante español Julio Iglesias, eran las que más se usaban en las sesiones de tortura musical que duraban días.

 

 

La Doctora Katia Chornik, investigadora de la Universidad de Manchester, ha investigado el uso de la música en las casa de tortura y los campos de concentración durante el régimen pinochetista y recogido testimonios de algunas de las víctimas.

 

 

Una antigua prisionera le relató como sus carceleros le cantaban el éxito pop italiano Gigi l’Amoroso, “especialmente” para ella cuando la trasladaban al cuarto de interrogación y la ponían para que escuchara mientras la torturaban.

 

 

Otro prisionero afirmó que escuchar a su torturador cantar se convirtió pronto en un sentimiento que describiría como si la tortura fuera normal.

 

El sistema usado por Pinochet usaba frecuentemente la música para adoctrinar o como forma de castigo y de tortura.

 

Las canciones se tocaban continuamente a altos volúmenes por días, lo que al final causaba que las canciones populares provocaran un daño psicológico y físico.

 

Chornik lleva a cabo un proyecto financiado por el Fondo Leverhulme, llamado “Los sonidos de la memoria: música y prisión política en el Chile de Pinochet”.