La reforma en materia de telecomunicaciones, cuyas leyes secundarias se están cocinando en Gobernación, SCT y Congreso, establece que el Estado contará con un nuevo organismo de medios públicos. El nuevo ente tendrá autonomía de gestión, independencia editorial y suficiencia presupuestal; su misión será la misma que rige al resto de canales y estaciones del Estado, exaltar valores, educación, democracia etc.

 

Apenas en 2010 se creó el Organismo Promotor de Medios Audiovisuales, (OPMA) y entre la SCT y Cofetel lo dotaron de frecuencias de TDT (televisión digital terrestre). El OPMA tiene cinco frecuencias de televisión digital y sube las señales de los canales 11, 22, TVUNAM, Ingenio TV de Televisión Educativa (SEP) y el canal 30HD que es propio y llega a 60% del país. En 2013 tiene 100 millones de pesos de presupuesto, incrementó la cobertura de cada una de esas emisoras, y puede hacer mucho más. Su diseño e implementación corrió a cargo de verdaderos expertos mexicanos en telecomunicaciones, el Instituto Politécnico Nacional y sus ingenieros son protagonistas en la construcción de una sólida plataforma que hace frente al apagón analógico general en 2016.

 

El OPMA será la base de ese nuevo organismo público. Pero ¿cómo será esta nueva entidad? Hay quien dice que una versión azteca de la británica BBC nos vendría bien. ¿Sabrá que el gobierno y el Parlamento ingleses cobran 145 libras al año a cada hogar para poder acceder a los contenidos de radio y televisión pública? Aquí, eso es impensable. Hoy la BBC es un trabuco de producciones que emplea a más de 23 mil personas, el OPMA no llega a 300. El presupuesto anual del 11, 22, de toda la Televisión Educativa, del IMER y de Radio Educación juntos, es de mil 600 millones de pesos. ¿Cómo fusionar o asociar medios públicos tan diversos? La pluralidad hoy es un activo que podría conservarse. ¿Podría Notimex ser la parte informativa del nuevo organismo?

 

Hay mandatos de ley que deben cumplirse. A ese nuevo organismo público lo deberá supervisar un consejo ciudadano honorario integrado por nueve personajes que resultarán de una amplia consulta (sic) que lleve a cabo el Senado (cosa que anticipa vetos y votos).

 

Hay claridad en los “qué”, faltan los “cómo”. No es tan simple como voltear y apuntar a la BBC o a la germana Deutsche Welle, o la RAI de Italia o TVE de España. Tropicalizar requiere de mucho trabajo fino contrarreloj. Presupuestos, independencias y autonomías actuales, definiciones sobre medios de servicio público sin fines de lucro, resolver el tema del financiamiento, de la convergencia digital, de montar la expansión de Radio Educación y el Instituto Mexicano de la Radio a lomos de este nuevo organismo y que el próximo IFT les otorgue, a esas radiodifusoras públicas, frecuencias de Radio HD en las plazas donde hoy el OPMA puede subirlas a sus torres y hospedar sus transmisores. Esa radio pública deberá apurar el paso en su digitalización integral y Radio Educación es la que más lo necesita. Luego el tema de los acervos históricos de radio y televisión dispersos.

 

Temas sobran. Lo que vendrá es importante y nos concierne a todos, al menos en el papel de espectadores.

 

Los misterios del IFT

 

El Presidente cumplió, a escondidas pero cumplió y envió al Senado la lista con las propuestas de comisionados para integrar el nuevo Instituto Federal de Telecomunicaciones (y el de Competencia Económica también). La integración de esta primera lista parece despertar consensos, pero habrán de procesarse en las grillas internas de cada fracción parlamentaria, sobre todo en la fracturada panista, donde abundan rencores, para saber si se consigue integrar a los nuevos órganos reguladores como en la lucha libre: a dos de tres caídas, sin límite de tiempo.