RÍO DE JANEIRO. El papa Francisco llegó hoy a Río de Janeiro para presidir la Jornada Mundial de la Juventud y en su primer acto con las autoridades brasileñas dijo que no trae “ni oro ni plata, sino lo más valioso, Jesucristo”, a la vez que afirmó que la juventud es “el ventanal por donde entra el futuro en el mundo”.

 

“No tengo oro ni plata, pero traigo conmigo lo más valioso: Jesucristo. Vengo en su nombre para alimentar la llama de amor fraterno que arde en todo corazón y deseo que llegue a todos y a cada uno mi saludo. La paz de Cristo esté con vosotros”, afirmó Francisco en la ceremonia de bienvenida ante la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, en el palacio de Guanabara.

 

El Pontífice agregó que su visita a Brasil va más allá de las fronteras, ya que se debe a la celebración en Río de Janeiro de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud y a su deseo de encontrarse con los jóvenes de todo el mundo.

 

Esos jóvenes “hablan idiomas diferentes, pertenecen a culturas diferentes y sin embargo encuentran en Cristo las respuestas a sus más altas y comunes aspiraciones y pueden saciar el hambre de una verdad clara y de un genuino amor que los une por encima de cualquier diferencia”.

 

Pero los jóvenes -agregó en su discurso en portugués- tienen confianza en Cristo, “no tienen miedo a arriesgar con Él la única vida que tienen, porque saben que no serán defraudados”.

 

El papa Bergoglio añadió que hay que despertar en los jóvenes las mejores potencialidades para que sean “protagonistas de su propio porvenir y corresponsable del destino de todos”.

 

Francisco resaltó en su discurso que la providencia ha querido que su primer viaje internacional sea a América Latina, de donde viajó a Roma para el cónclave en el que salió elegido papa el pasado 13 de marzo y destacó que además sea a Brasil, el país con el mayor número de católicos en el mundo, casi 165 millones.

 

Agradecido por la acogida, el papa argentino señaló: “He aprendido que para tener acceso al pueblo brasileño hay que entrar por el portal de su inmenso corazón, permítanme pues que llame suavemente a esa puerta. Pido permiso para entrar y pasar esta semana con ustedes”.

 

Francisco abrazó a toda la nación brasileña, “desde la Amazonía a la Pampa, desde las regiones áridas al Pantanal, desde los pequeños pueblos hasta las metrópolis, que nadie se sienta excluido del afecto del Papa”.

 

Además señaló que el día 24 viajará al santuario de Aparecida, a unos 200 kilómetros de Río de Janeiro, para postrarse ante la virgen patrona de Brasil, cuya maternal protección invocó para los hogares y las familias.

 

Tras la ceremonia, Francisco se reunirá a solas con Rousseff en el palacio de Guanabara.

 

Francisco se alojará en la residencia religiosa de Sumaré, de Río de Janeiro, y mañana, martes 23, lo dedicará a descansar.