El pasado martes se aplazó la presentación de la reforma financiera por motivos ya conocidos que ponen en riesgo al Pacto por México. Lo anterior, sin embargo, no le resta relevancia al tema. La reforma contempla muchos puntos, uno de ellos, la apertura de mayor crédito a menor costo. Se aprovecha este espacio para reflexionar sobre el papel de la banca de desarrollo en este tema.

La banca de desarrollo, conformada por varias instituciones (Financiera Rural, FIRA, Nafin y fideicomisos públicos, entre otros), ha dispersado crédito productivo a través de la banca comercial y de sociedades financieras reguladas y no reguladas en la última década.

 

Sin embargo, no ha habido una planeación conjunta de las instituciones de banca de desarrollo ni una política clara de financiamiento de segundo piso.  Éstas no han coordinado con qué intermediarios trabajar, en qué regiones y bajo qué términos de financiamiento, provocando traslapes e incongruencias en los esfuerzos. Una encuesta levantada en 2011 a microfinancieras -en su mayoría Sofomes- activas en el Programa Nacional de Financiamiento al Microempresario (Pronafim), de la Secretaría de Economía, mostró que además del Pronafim, 51% mantenía líneas de crédito con la Financiera Rural, 40% con FIRA, 27% con Nafin y 13% con Fommur, entre otros.  Sólo 17% tenía crédito únicamente del Pronafim.

 

El traslape de líneas de crédito gubernamental ha reforzado la concentración de créditos en determinadas zonas del país, exacerbando problemas de sobreendeudamiento, mientras que en otras continúa la escasez de recursos financieros. De acuerdo con la base de datos de inclusión financiera de la CNBV, los microcréditos ofrecidos por las microfinancieras se concentran principalmente en municipios urbanos y de bajo y muy bajo rezago social del Estado de México, Morelos, Querétaro, Tlaxcala, Puebla, Veracruz y Chiapas.

 

La situación descrita deja claro que la reforma financiera no estará completa si no incluye una transformación profunda de la banca de desarrollo, pues ante la concentración de la oferta actual, más crédito no necesariamente se traducirá en un mayor acceso y sí en un mayor riesgo de sobreendeudamiento. El objetivo de la banca de desarrollo es el de propiciar que los recursos financieros lleguen a lugares, empresas y personas que el mercado por sí solo no atiende, con los términos y condiciones apropiados para su uso productivo.

*Es socia de Prosperidad y Crecimiento Incluyente, S.C.

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