Durante decenios lucharon contra las trampas de PRI.

 

Entre otras cosas, criticaban la antidemocracia de la simbiosis PRI-gobierno.

 

Pero llegaron al poder y los panistas se confundieron con su propio gobierno, primero con Vicente Fox y luego con Felipe Calderón, de quien ahora muchos de ellos pretenden marcar distancia y borrar su influencia.

 

No les resulta fácil.

 

Ese calderonismo se mostró robusto en la asamblea de mediados de marzo, cuando se lanzaron contra su dirigente Gustavo Madero y le aplicaron, en términos del ex secretario del Trabajo y senador Javier Lozano, “una madriza”.

 

Madero, nada manco, reaccionó con la fuga de varios consejeros y rompió el quórum cuando le habían arrebatado -a él y al Consejo Nacional- el derecho a designar consejeros de todo signo, nacionales, estatales y municipales.

 

Rota la asistencia -menos de la mitad de los consejeros-, la asamblea quedó inconclusa y ahora el PAN se debate entre la legitimidad o no de los acuerdos tomados, si su próximo dirigente será votado por toda la militancia o sólo 370 iluminados.

 

La mayoría exige votación abierta, pero…

 

MADERO BUSCA IGNORAR A SU ASAMBLEA

 

Hoy la democracia del PAN está a negociación.

 

El bando de Gustavo Madero trata de inducir acuerdos internos, en lo oscurito, para no obligar a la elección abierta a fin de año, como acordaron los consejeros azuzados por los calderonistas.

 

Tiene un problema: esos mismos calderonistas se oponen, pero a ellos se ha sumado la mayoría de los consejeros para exigir el respeto a su decisión.

 

Y si él no respeta el acuerdo, muchos de ellos impugnarán y al final de cuentas perderá la pelea ante el Trife.

 

Los calderonistas más visibles –Ernesto Cordero, Luisa María Calderón, Javier Lozano, Patricia Flores, Maximiliano Cortázar, Roberto Gil y para qué citar más- se han puesto en guardia para dar la pelea y ver si en el voto colectivo logran imponer a un dirigente propio.

 

Hurgan entre ellos y analizan muchos nombres, desde Javier Corral hasta Héctor Larios.

 

Quieren alguien de arraigo para enfrentar al guanajuatense Juan Manuel Oliva, quien empieza a ser damnificado de la falta de oficio de Madero.

 

Le explico:

 

Para sobrevivir al frente del PAN cuando el embate de Felipe Calderón, quien quería correrlo en octubre pasado, cuando todavía estaba en la Presidencia, Oliva y El Yunque fueron fundamentales.

 

Entonces comenzó la campaña de Oliva y ya logró recibir el apoyo de más de la mitad de los dirigentes estatales, lo cual supone tener a los consejeros.

 

Pero vino la reforma a los estatutos y el panorama cambió.

 

Hoy debe modificar su estrategia y pelear no por la mayoría de los 370 consejeros, sino por millones de votos correligionarios.

 

PLEITO DE EGOS ENTRE LOZANO Y CORRAL

 

Estamos por ver otro pleito en el Senado de la República.

 

La ocasión parece pintada con la ley de telecomunicaciones.

 

Esta será turnada mañana a comisiones y la de Comunicaciones es presidida por el poblano Javier Lozano Alarcón, quien se cree el mayor experto en la materia de México.

 

Pero hay un ego igual o mayor: el chihuahuense Javier Corral ha convertido en su razón de ser su cruzada contra Televisa desde cuando el emporio de Emilio Azcárraga le quitó hasta la cosa por no pagar la publicidad de su campaña para gobernador.

 

La ley de telecomunicaciones chocará contra esos dos protagonismos y sólo cabe esperar la mesura conciliatoria de Raúl Cervantes, de Puntos Constitucionales, y de Graciela Ortiz, de Puntos Legislativos.