CIUDAD DEL VATICANO. El Vaticano se lanzó de nueva cuenta en contra de los matrimonios gay, luego de que la Asamblea Nacional francesa adoptó el fin de semana el artículo del proyecto de ley que legaliza en Francia el matrimonio homosexual.

 

A la polémica que generó al interior de Francia entre sus partidarios y detractores se sumó ayer el pronunciamiento del presidente del Pontificio Consejo para la Familia, Vincenzo Paglia, quien en conferencia de prensa señaló que la Iglesia católica no se opone al reconocimiento en el ámbito patrimonial, mediante el derecho privado, a las “convivencias no familiares”, incluidas las uniones entre personas del mismo sexo.

 

Sin embargo, aclaró que estos derechos no deben confundirse con el matrimonio, que sólo puede existir gracias a la unión entre un hombre y una mujer.

 

Apenas en los primeros días de noviembre pasado, el Vaticano criticó los “triunfos” de los impulsores de los matrimonios homosexuales en Europa y Estados Unidos, y prometió que nunca dejará de insistir en que este tipo de unión sólo puede darse entre un hombre y una mujer.

 

En aquella ocasión, en un artículo de portada en L’Osservatore Romano, el diario vaticano, la Santa Sede buscó declararse la única voz con valentía para oponerse a las iniciativas que reconocen legalmente a las parejas del mismo sexo.

 

Aquel bombardeo en los medios de comunicación vaticanos se dio después de que tres estados aprobaron las uniones homosexuales por medio del voto popular en Estados Unidos, España ratificó su ley de matrimonios gays y Francia iniciaba la discusión de una legislación para legalizarlas.

 

Este lunes, el prelado Vincenzo Paglia declaró que las convivencias no familiares son múltiples y ayudar a la identificación de soluciones de derecho privado o perspectivas patrimoniales para ellas “creo que sea un terreno que la política deba comenzar a recorrer tranquilamente”.

 

“Al interior del actual código civil y patrimonial se pueden encontrar soluciones que son necesarias tener en cuenta, sea a nivel patrimonial como de facilitación de la vida para impedir injusticias de los más débiles. Este camino me parece importante recorrer”, dijo.

 

No obstante, aclaró que la familia no puede ser simplemente asimilada a cualquier forma de afecto, ya que no basta la “autosuficiencia de los sentimientos” para definir una institución como la llamada célula básica de la sociedad.

 

“El matrimonio implica amor conyugal y capacidad de procreación. De otra manera si cinco hombres tienen afecto entre ellos, ¿hacemos un matrimonio? El problema es evitar la Babel, después perdemos todos si con la Babel no entendemos más nada”, indicó.

 

Sostuvo que la Iglesia católica está preocupada por la crisis que el matrimonio y la familia están atravesando, también porque es consciente que ambos son una “buena noticia” para los hombres y las mujeres de hoy, a menudo solos y privados de amor, de paternidad, de sostén. (NTX y AP)