Las relaciones entre Estados Unidos y Rusia -ambas naciones consideradas como potencias mundiales- no han sido las más tersas y ejemplares a lo largo de la historia. Han tenido múltiples disputas, entre ellas la más fuerte y famosa: la Guerra Fría, el capitalismo contra el socialismo soviético, querella que estuvo inmersa en un ambiente de suspenso sobre una eventual intervención militar y la ‘caída de La Bomba’.

 

A este conflicto, se suma ahora una nueva y rara versión de la “Guerra Fría” de tipo cultural. Ya que desde hace más de dos décadas, Estados Unidos y Rusia sostienen una poco conocida disputa por una colección de 12 mil libros jasídicos y 50 mil documentos hebreos antiguos.

 

Para los jasídicos, que es una de las ramas ortodoxas y místicas dentro de la religión judía, los libros son considerados “parte de la familia”. Pero el problema es ¿a qué descendencia de la familia: a los fundadores en Rusia, o a los descendientes de la comunicad Jabad-Lubavitch en Estados Unidos?

 

Los libros son parte de la Colección Schneerson, y la integran 12 mil volúmenes y cerca de 50 mil documentos hebreos que recopiló en territorio ruso el rabino Yosef Yitzjak Schneerson (o Iosef Itzjak), quien se vio forzado a salir de Rusia durante la revolución en 1917.

 

Consecuencia de su evasión, la colección fue expropiada al año siguiente por el régimen comunista-leninista, y desde entonces los textos y los documentos son parte de la Biblioteca Estatal Rusa, y del “patrimonio nacional” de ese país, según refiere el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso.

 

Schneerson emigró en 1941 a Nueva York, la ciudad estadunidense de los rascacielos. Ahí estableció la sede del movimiento jasídico de los Jabad-Lubavitch, cuyo origen no es en la ciudad neoyorquina, sino el Imperio Ruso a mediados del siglo XVIII en las zonas de Bielorrusia y Ucrania.

 

 

Literatura en litigio

 

Tanto alegan Estados Unidos y Rusia la ‘paternidad’ de libros y documentos del rabino Schneerson, que el jaloneo llegó a los tribunales. Por ello, el pasado 16 de enero, un juzgado de distrito de Washington, la capital estadunidense, emitió la orden a Rusia de pagar una multa de 50 mil dólares a la comunidad de los Jabad por cada día que demore en “devolver” la Colección.

 

Esto, a pesar de que el Departamento de Justicia de Estados Unidos instó al juez Royce Lamberth a no hacerlo. Según reprodujo el diario estadunidense The Wall Street Journal, “el Departamento (de Justicia) argumentó que las multas no ayudarían a resolver la disputa, serían contraproducentes y dañarían los intereses de la política exterior” de ese país.

 

Esta sentencia ratificó a otro dictamen que Lamberth ya había emitido en 2010 ordenando el regreso de los textos. En aquella ocasión la respuesta de Rusia fue prohibir que sus museos estatales, incluidos el Hermitage en San Petesburgo y el Museo Pushkin de Bellas Artes en Moscú, prestaran obras de arte a cualquier museo estadunidense. Veto que sigue vigente hasta hoy.

 

Un día después de conocer la sentencia del 16 de enero, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, declaró enfático en un comunicado: “causa indignación que un tribunal en Washington haya dado un paso sin precedentes, repleto de las más graves consecuencias, como imponer sanciones a un Estado soberano”.

 

Y agregó de forma airada: “las autoridades estadunidenses deben ser conscientes de que en caso de que las propiedades del Estado ruso sean embargadas como ‘medida de garantía’ (para cumplir la sentencia), tal como exige Jabad, nos veremos obligados a tomar medidas contundentes en respuesta”.

 

No sólo eso, sino que Lavrov también lanzó un nada sutil contrataque: “el jasidismo de EU se supone que devolvería siete libros de esta colección (de Schneerson) a Rusia, prestados a ellos por la Biblioteca Estatal de Rusia por dos meses en 1993 a través de la Biblioteca del Congreso mediante el sistema de intercambio internacional interbibliotecario y han estado en su posesión ilegítimamente durante 20 años”.

 

El Departamento de Justicia estadunidense tenía razón, las relaciones diplomáticas empeorarían, se lo advirtieron al juez e intentaron prevenirlo, pero el resultado fue nulo.

 

El rabino Yosef Yitzjak Schneerson, quien recopiló los libros y documentos en Rusia y fundó la comunidad Jabad Lubavitch en Estados Unidos. Foto: Especial

 

 

¿Qué hay en los libros que desataron una lucha diplomática?

 

 

En palabras del rabino Yehuda Krinsky, presidente de Servicios Sociales Internacionales de los centros Jabad Lubavitch en Estados Unidos, “estos libros tienen un valor que no es artístico, y quizás ni siquiera es sagrado. Es fundamentalmente ‘familiar’. Estos libros son como los seres humanos: dan vida a la vida”.

 

Según la agencia de noticias rusa Itar-Tass “la colección comenzó a formarse en el siglo 18. Los judíos jasídicos consideran que la biblioteca es un santuario religioso, porque contiene libros sobre el jasidismo que datan de los primeros días del movimiento”.

 

En cambio para Rusia, estos documentos deben quedarse en el país porque la biblioteca se formó allí. Incluso “mucho antes del establecimiento del movimiento jasídico en Estados Unidos”, cuando el jasidismo se iniciaba en Europa Oriental.

 

En el mismo sentido se pronunció el Ministerio de Relaciones Exteriores del país propietario, que fue tajante en su declaración: “la biblioteca Schneerson nunca perteneció a los Jabad (en Estados Unidos). Nunca ha salido de Rusia, y fue nacionalizada porque no había en el país herederos legales en la familia”.

 

Desde 2004, los Jabad de Estados Unidos han demandado la devolución de la colección de libros y documentos antiguos, pero el Kremlin reviró que en 1991, cuando el conflicto se elevó a instancias jurídicas, el tribunal que ordenó a Rusia el regreso de la Colección “no tenía autoridad para adjudicar el asunto”.

 

Esto luego de que hace 22 años, un tribunal en Moscú ordenó que la Colección fuera regresada a la organización Jabad, pero poco después ocurrió el colapso de la Unión Soviética y el dictamen fue olvidado, hasta ahora.

 

La colección se formó en nuestro país, “mucho antes del establecimiento del movimiento jasídico en Estados Unidos”, alegan los rusos. Foto:sp.rian.ru

 

Si los quieren, que los consulten

 

A la posición del ministro de Relaciones Exteriores, se unió el Ministerio de Cultura del país transcontinental y el más grande del mundo.

 

“La Colección Schneerson forma parte de las bibliotecas rusas y, por ende, no puede entregarse a individuos de los Estados Unidos, al igual que no puede entregarse a nadie fuera de nuestro país”, declaró el viceministro en la materia, Grigori Ivliyev.

 

“Este fallo judicial (de la multa de 50 mil dólares) es consecuente con la situación política general y debería tomarse en cuenta considerando el espectro completo de relaciones entre Rusia y los Estados Unidos, en especial, en el ámbito cultural”, dijo para luego añadir: “el ministro de Cultura ruso no se retractará de su posición”.

 

Insistió además en que no existen restricciones para que ciudadanos estadunidenses tengan acceso a estos los libros y los documentos. “Los manuscritos están archivados del modo que corresponde. Se han provisto las condiciones necesarias para su adecuado almacenamiento”, expresó Ivliyev.

 

“No restringimos el acceso de ciudadanos estadunidenses a dichos documentos de ninguna manera, pero partimos mayormente de intereses de nuestros ciudadanos, quienes tienen el derecho de familiarizarse con semejantes documentos, tan importantes y excepcionales”, siguió.

 

Mientras tanto, la Federación de Comunidades Judías de Rusia descree y critica los intentos de una organización judía de los Estados Unidos por obtener la posesión de la Biblioteca Schneerson a través de fallos judiciales.

 

“Este lento litigio, que ya lleva varios años, se asemeja más a una maniobra propagandística que a un verdadero proceso legal”, declaró a Interfax el portavoz de la Federación, Baruk Gorin.

 

“[El último fallo del juzgado estadunidense] es igual de materializable que los anteriores: el tribunal tendrá el mismo éxito en la obtención del dinero que el que tuvo en la recuperación de la biblioteca”, ósea, nulo.

 

¿Qué contienen sus páginas que hacen de estos libros un tesoro que disputan las diplomacias rusas y estadunidenses? La pregunta seguirá en el aire. (Con información de BBC y Rusia Hoy).

 

“La Colección Schneerson forma parte de las bibliotecas rusas y, por ende, no puede entregarse a individuos de los Estados Unidos”: Ministerio de Cultura de Rusia. Foto: sp.rian.ru