Eduardo Costilla Sánchez, El Coss, se consolidó desde ayer como el máximo y único líder del Cártel del Golfo, luego de la captura de quien fue identificado como Mario Cárdenas Guillén, conocido como “El Gordo”, el último de los hermanos de Osiel Cárdenas que mantenía una posición dentro de la misma organización.

 

Datos de inteligencia de la Agencia Federal Antidrogas de Estados Unidos (DEA) y de la Procuraduría General de la República (PGR), publicados por 24-HORAS en noviembre del año pasado mostraban que la posición de Mario Cárdenas estaba seriamente debilitada y que su célula conocida como Los Rojos había perdido terreno.

 

El Gordo ni siquiera tiene orden de aprehensión en Estados Unidos, tampoco en México, sólo aparece su nombre en algunas investigaciones por el trasiego de drogas en el estado de Tamaulipas, es por eso que funcionarios de PGR solicitarán una orden de arraigo en su contra, para poder integrar el expediente.

 

Tampoco aparece en el diagrama sobre líderes importantes del cártel, elaborado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, ni en la lista de narcotraficantes designados que elabora cada año esa dependencia. Ni siquiera se ofrecen en ese país ni en México una recompensa por su captura.

 

Otra muestra de la debilidad de su posición dentro de la organización es que la Marina reportó que Mario Cárdenas Guillén fue capturado en Altamira, Tamaulipas, sin sus escoltas y sólo portando un arma de fuego y 129 mil pesos, prácticamente de la misma forma en que fue detenido en 1996 Juan García Ábrego, fundador del Cártel del Golfo, cuando ya había perdido prácticamente el control de su organización.

 

Incluso, de acuerdo con fuentes ministeriales consultadas por este diario, la aprehensión de El Gordo fue resultado de una posible traición en el grupo, la cual derivó en reportes anónimos que alertaron a la Armada de su ubicación.

 

Una explicación de su debilidad en el grupo es que entre 1997 y 2007 Mario Cárdenas estuvo preso, primero en el penal de Matamoros, donde continuó coordinando el tráfico de cocaína y mariguana hacia los Estados Unidos, lo que ocasionó que fuera trasladado al penal de Puente Grande, Jalisco, de donde salió tras cumplir su sentencia de 10 años.

 

Hasta el cierre de esta edición, El Gordo permanecía declarando en la Subprocuraduría de Investigación especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO).

 

Pierden poder los Cárdenas

 

Las investigaciones federales revelan que los últimos dos años resultaron funestos para los Cárdenas Guillén y su intención de mantener el control de una organización que, en su momento, fue liderada por el capo Osiel Cárdenas Guillén, El Licenciado, quien logró concentrar el poder e incrementar las operaciones de trasiego de droga por el Golfo de México, cruzando la frontera por Texas hasta llegar a la ciudad de Washington D.C., hasta que fue detenido y extraditado a Estados Unidos.

 

En 2010, el sucesor de El Licenciado, su hermano Antonio Ezequiel Cárdenas Guillen, conocido como Tony Tormenta, murió junto con tres de sus sicarios, tras un enfrentamiento en el que también perdieron la vida dos marinos.

 

Tras su muerte, el cártel del Golfo se dividió en dos células: Los Metros liderados por Costilla Sánchez, ex lugarteniente de Osiel Cárdenas, y Los Rojos integrados con personas fieles a la familia Cárdenas.

 

La separación se hizo definitiva el 3 de septiembre del año pasado, cuando fue encontrado sin vida el cuerpo de Samuel Borrego Flores, El Metro 3, jefe de plaza del cártel del Golfo en Reynosa, y quien era cercano a El Coss. Los Metros responsabilizaron a su ala rival, según informaron testigos colaboradores a la PGR.

 

Una aparente respuesta llegó el 11 de octubre de 2011, con el homicidio de Cesar Dávila García, El Gama, jefe de la plaza de Tampico y operador financiero cercano a los Cárdenas.

 

En este contexto de disputa, la agencia privada de inteligencia Stratfor advirtió que El Coss se había fortalecido gracias a una presunta alianza con células del Cartel del Pacífico que dirige Joaquín El Chapo Guzmán, lo que le permitió ganar terreno frente a Los Rojos e iniciar un ataque directo contra Los Zetas, su antiguo brazo armado.