En Cerralvo comenzó y terminó la historia de El Maseco.

 

Roberto González Barrera, presidente del Grupo Financiero Banorte y de Grupo Maseca, murió a los 81 años el sábado 25 de agosto de 2012 en Houston, a causa de una complicación del cáncer de páncreas que padecía.

 

Era un cerralvense incansable, pero es conocido principalmente porque cimentó dos empresas que le dieron fama a México en todo el mundo, recuerda Cuauhtémoc Contreras Hinojosa, cronista de Cerralvo, Nuevo León.

 

En ese pueblo nació el 1 de septiembre de 1930. Boleaba zapatos y hacía mandados. Su energía era inagotable. La escuela le quedaba pequeña, estudió hasta tercero de primaria. No se avergonzaba de ello.

 

“Al tener un temple fuerte y un carácter de alcanzar sus propósitos, la población lo veía y decía que era Hércules, porque siempre mostraba fuerza y pasión por la vida, los hijos y sus empresas”, dice el historiador.

 

“En los últimos años, González Barrera era el icono más representativo de Cerralvo, aunque hace muchos años se mudó”, recuerda el cronista.

 

La última voluntad de González Barrera fue ser sepultado en su natal Cerralvo, donde este domingo 26 de agosto lo esperaban.

 

LO QUE LE DOLÍA

 

Cerralvo es “inhabitable y no se puede ir”, manifestó Roberto González Barrera en una de sus últimas entrevistas con los medios de comunicación.

 

El entonces presidente del Consejo de Administración de Gruma lamentó el clima de inseguridad reportado en el norte de México.

 

Cuando arribaba a la 75 Convención Bancaria en mayo pasado, al dueño de Banorte se le preguntó cómo veía a Cerralvo, ante la alta incidencia delictiva provocada por el crimen organizado.

 

–Es muy triste la situación, sobre todo por mi pueblo que prácticamente no se puede ir, porque el mismo panteón es usado por los de Tamaulipas, los de Coahuila y los de Sinaloa.

 

El empresario mexicano dijo que le causaba mucho dolor todo el clima de violencia, y que le daba mucha tristeza por el pueblo donde nació que sencillamente era inhabitable en ese momento. “Tiene mil 500 muertos en el panteón. Se puede usted imaginar a qué huele eso”.

 

Salió de su pueblo Cerralvo para cumplir su sueño de tener la harinera más grande del país, y lo logró, dice Contreras Hinojosa.

 

González Barrera es un hombre muy estimado en el sector bancario, ya que creó  una de las instituciones financieras más importantes del mercado mexicano, Banorte, y a Maseca, el mayor productor de harina de maíz en el mundo, recuerda por su parte Jaime Ruiz Sacristán, presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM).

 

“Roberto llegó a la banca con la privatización como muchos otros banqueros. Además, fue un banquero que logró hacer que su negocio creciera de forma importante en este país, incluso en Estados Unidos”, comenta Ruiz Sacristán.

 

HUMILDES Y TRABAJADORES

 

Según la biografía corporativa del empresario, el 1 de septiembre de 1930 Roberto González Barrera vio la luz por vez primera en Cerralvo, Nuevo León. Barbarita Barrera y Roberto Manuel González son sus padres.

 

“Nació en el seno de una familia humilde y trabajadora, el niño Roberto vio transcurrir los primeros años de su vida en compañía de su abuela, quien se encargaba del cuidado de los niños pequeños, mientras los mayores se dedicaban al trabajo.

 

“En aquellos años, Roberto González Gutiérrez ponía todo su esfuerzo en el trabajo que desempeñaba en el puerto de Galveston, Texas, por lo que no le era posible dedicar todo el tiempo que habría deseado para estar en compañía de su familia.

 

“Siempre precoz y decidido, a los cinco años de edad Roberto buscaba alguna ocupación para poder aportar algo a la economía familiar. Empezó por realizar encargos para los vecinos del pueblo y terminó por vender productos comestibles como huevo, legumbres, pan.

 

“Una vez en la primaria y conocedor de las operaciones aritméticas básicas, Roberto González Barrera se dedicó a vender de todo un poco en sus ratos libres, llegando incluso a rentar cajones de bolero en el pueblo”.

 

El historiador recuerda que su padre le contaba que el dueño de Maseca participó en la banda de guerra del colegio Justo Sierra de Monterrey y tenía mucho pegue con las jovencitas de la época.

 

“Era como cualquier joven de la época, era muy participativo en la sociedad y tenía un club y un grupo de amigos”.

 

Roberto González se casó a los 28 años de edad con Graciela Moreno, con quien procreó cuatro hijos: Graciela, quien es prácticamente “la niña de sus ojos” (casada con Carlos Hank Rhon, hijo del profesor y ex gobernador del Estado de México Carlos Hank González), así como Roberto, Juan y Bertha.

 

“Siempre se dedicó junto con su esposa Graciela Moreno a darle la atención y formarlos como hombres y mujeres de bien”, indicó Cuauhtémoc Contreras.

 

 EL MOTOR DE SU EMPRESA

 

El 3 de mayo de 1949 fundó junto con su padre la empresa Molinos Azteca de Sociedad Anónima de Capital Variable, que ahora se conoce bajo el nombre de Gruma, recuerda el cronista.

 

“El empresario trabajaba hasta 24 horas continúas para ver cómo sacarle provecho al molinito, lo cual logró y ha sido el motor de la empresa en estos más de 60 años”.

 

A la edad de 35 años, González Barrera se va para Monterrey, y posteriormente se va a vivir a la Ciudad de México.

 

“Por la visión de Roberto Manuel González Gutiérrez, el padre de El Maseco, asociado con Manuel Marmolejo, pidieron una conexión a la red de gas natural que inicialmente pasaba para abastecer a Monterrey, que fue la primera población que tuvo gas doméstico.

 

“Cerralvo fue la segunda población con gas natural en el país. Gracias a ello se pudo mejorar el servicio y la gente pudo conocer los aparatos electrodomésticos”, agrega Contreras Hinojosa.

 

González Barrera nunca olvido su origen, aun cuando alcanzó una posición económica estable, y el 10 marzo de 1986 fundó un patronato para el fomento educativo y asistencial.

 

“Hizo una aportación de 10 millones de pesos para dar inicio al fideicomiso. A partir de entonces cada año entrega una medalla al mérito educativo a los alumnos más destacados del municipio desde el primer grado de primaria hasta el cuarto semestre de la preparatoria”, comenta.

 

“Aparte entrega un estímulo económico a los profesores con el fin de que la educación de Cerralvo cada día tenga mayor calidad y esté arriba de los estándares de México. En su momento el patronato apoya otras entidades. González Barrera ha impulsado a la juventud para que se esfuerce, estudie y practique deporte y no entre al mundo de las drogas”.

 

–¿Qué piensan los cerralvenses de Roberto González Barrera?

 

–Es un ejemplo cada vez que hacen la toma de decisiones y la gente de Cerralvo lo quiere mucho por todo lo que ha aportado.

 

–¿Existe la planta de Molinos Azteca?

 

Actualmente por la falta de medios de transporte se tuvo que trasladar la planta a Monterrey, ya no contamos con la planta de harina. El pueblo, 60 años después, ha tenido diferentes progresos y él nos visitaba dos veces por año. En marzo, cuando se celebra el natalicio de su madre Barbarita Barrera, que fue una benefactora de Cerralvo. El mes de junio, cuando recibe el informe del Patronato.

 

–¿Funciona la escuela donde se educó a Roberto González Barrera?

 

La escuela donde él se educó ya no es el mismo edificio. Sin embargo, tiene el mismo nombre, Benito Juárez.

 

–¿Existe el granero de Molinos Azteca?

 

–Existen muy pocas cosas. Todavía se conserva la casa donde él vivió de niño y es donde él opera su patronato. De los molinos no existe nada, ya que son las oficinas de la Comisión Federal de Electricidad.

 

En Cerralvo comenzó y terminó la historia de El Maseco.