En los últimos 12 años la cifra de niños que trabajan aumentó 12%, tan sólo en el primer trimestre de 2012 se reportaron tres millones 270 mil casos de pequeños de cinco a 12 años. Este incremento está directamente relacionado con el aumento que ha registrado el precio de la canasta básica.

Juan Martín Pérez García, director general de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), lamentó que el gobierno,  algunas instituciones y organizaciones civiles criminalicen a los padres de los niños que trabajan por necesidad económica.

 

Estos organismos no toman en cuenta que el salario por una jornada ya no alcanza para comprar artículos de la canasta básica, la cual ha incrementado su precio desde hace 11 años, lo cual tiene relación directa con el aumento del trabajo infantil.

“Hace 11 años las familias podían comprar la canasta básica con el salario de una persona, ahora se requieren 2.5 jornadas para poder comprar lo mismo, esto se asocia con que los niños tengan que trabajar porque ya no alcanza”.

 

En entrevista, Pérez García señaló que una actividad no se puede considerar como un trabajo cuando el individuo, sea adulto o niño, no obtiene una ganancia y un desarrollo personal y social.

 

Hay tres formas de trabajo infantil: la que se realiza por necesidad, la legal, que es después de los 14 años y la ilegal debido a que no cumple con las condiciones que todo trabajador debe tener.

 

El primer tipo, explicó, es cuando un niño o niña apoya en una actividad económica para la familia o comunidad, pero está bajo supervisión, no tiene un horario, es circunstancial, algunas veces es parte de una transferencia cultural en términos de la enseñanza de un oficio o de las tradiciones de la familia y de la comunidad; el hecho de que los niños participen en estas actividades no les implica algún daño ni viola sus derechos.

 

El otro tipo es el legal, el que está establecido en la Constitución y enla Ley General del Trabajo, donde se establece que el trabajo infantil está permitido a partir de los 14 años, siempre y cuando se cuente con el permiso de los padres, la jornada no exceda de seis horas y no abandonen sus estudios.

 

En estos casos debe haber un empleador, un horario formal, una tarea específica y algunas veces consiguen una gratificación económica o recurso.

 

El director general del REDIM lamentó que a pesar de que la ley es muy clara no hay un organismo o institución que vigile que esta situación se cumpla. No se sabe cuántos jóvenes siguen con sus estudio o si se les otorgan prestaciones como el derecho a la salud.

 

Pero también está el tercer tipo de trabajo: la explotación laboral, que se da cuando no se respetan los derechos de los niños y se les obliga a cumplir con un trabajo peligroso para su integridad física y moral, no cubren horarios y no perciben un sueldo, algunos ejemplos son la explotación sexual infantil, el trabajo en minas o en campos azucareros.

 

Pequeños trabajando

 

Expertos de la Facultad de Economía de la UNAM informaron que en los últimos 12 años México registró un aumento de 12% en la población de niños que trabajan. Sólo en el primer trimestre de 2012 se reportaron tres millones 270 mil casos, de pequeños de cinco a 12 años.

 

Los especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) detallaron que de ese total, dos millones 125 mil 500 eran del sexo masculino y un millón 144 mil 500 del femenino.

 

Luis Lozano, David Lozano Tovar, Jaime Vázquez y David Moctezuma, integrantes del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía, coincidieron en que no existen políticas públicas que contrarresten el fenómeno, por ello continúa el ingreso de los pequeños a las filas del trabajo en los cruceros de las ciudades o como jornaleros en las zonas rurales.

 

Refirieron que de acuerdo con estimaciones del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), de 2008 a la actualidad 190 mil menores de tres a cinco años se han incorporado a la economía informal.

 

En opinión de los expertos, uno de los sectores con el mayor número del total de menores que laboran en México es el agrícola, en el que se registra un aumento de 22%.

 

Precisaron que 42% de los que trabajan no estudian; 38% sufre una situación inestable en la escuela, y dos de cada 10 cubren de manera irregular sus estudios, en su mayoría, entre el cuarto y sexto año del nivel básico.