En el primer debate oficial de aspirantes al gobierno de la capital del país, las candidatas, Beatriz Paredes, del PRI-PVEM; Isabel Miranda de Wallace, del PAN; y Rosario Guerra; de Nueva Alianza, no lograron borrarle la sonrisa a Miguel Ángel Mancera, abanderado del Movimiento Progresista, quien encabeza todas las encuestas cuando resta poco más de un mes para la elección del próximo 1 de julio.

 

Durante los 90 minutos del encuentro, el abanderado de las izquierdas no dejó de sonreír e hizo gala de su preparación para el debate exhibiendo diversas láminas y el uso de un lenguaje arquitectónico para dibujar como será la ciudad en los próximos seis años: “calles de juego, parques de bolsillo”.

 

Paradójicamente, la mayor dificultad en la discusión la enfrentó la priista Beatriz Paredes, quien es la política de más trayectoria e incluso la única con experiencia de gobierno en Tlaxcala.

 

El ataque certero, vendría de quien hasta hace poco la consideraba su amiga, la ex priista Rosario Guerra.

 

Desde el segundo bloque, la neoaliancista provocó a Paredes, pero la ex dirigente nacional del PRI ni se inmutaba; sin embargo, en la recta final del debate alzó la voz para recordarle a sus adversarios y al electorado “yo sí he gobernado”.

 

Guerra hizo a un lado las propuestas, no dudó en encararla y se desahogó por sus viejas rencillas del proceso interno del PRI capitalino, que la llevó a renunciar al partido:

 

“Ya gobernaste, ya fuiste candidata, pero nosotros los de entonces ya no somos los mismos. Tú eres una candidata golondrina que vienes cada seis años a pedirnos el voto. ¿Qué hiciste durante todo este tiempo? ¿Una sola propuesta? ¿Un solo compromiso? Nada, acabaste con el PRI del DF, te asociaste con esas mafias, ahora dices que somos nosotros los mafiosos cuando en realidad no has presentado una sola propuesta”.

 

Rosario Guerra fue más allá, dejó la camiseta de candidata y habló como militante priista: “Aquí hay tres candidatos nada más, porque una de ellas (Beatriz Paredes) lo que quiere es ser secretaria de Gobierno y no está dando una pelea por la ciudad, no te vemos trabajar por ella ni te vemos con temas serios y sensatos que le puedas ofertar a la ciudadanía”.

 

La abanderada del PRI-PVEM, no logró contenerse y sin mencionar su nombre le reviró a Guerra: “Seguramente como estamos en el tema ecológico se acordaron de las golondrinas, nos podemos acordar también de la preservación de distintos tipo de fauna en el Distrito Federal, pero lo verdaderamente importante es que quienes nos están escuchando saben que en el PRI y el Verde Ecologista estamos participando para ser una verdadera alternativa en la ciudad de México y que el voto es libre”.

 

Salvó este enfrentamiento, los candidatos al GDF se mostraron propositivos y Mancera siguió sonriendo al presentar cada una de sus propuestas.

 

Aunque las candidatas del PRI y el PAN buscaron hacer tropezar al candidato de las izquierdas por la corrupción en el gobierno de la ciudad y las delegaciones, los tópicos de urbanismo y sustentabilidad acotaron el enfrentamiento con Mancera.

 

Enfundada en un vestido clásico, Wallace fue la primera en lanzarse tras Mancera al machacar que los habitantes de la ciudad están endeudados los próximos 19 años a causa del manejo de la deuda del gobierno de Marcelo Ebrard.

 

Mancera libró el cuestionamiento de Wallace al referir que la deuda la aprobó la Secretaría de Hacienda.

 

Enseguida llegó un nuevo ataque de Paredes contra el ex procurador capitalino al evidenciar que el PRD ha ejercido el gobierno local sin contrapesos, lo que ha derivado en procesos de corrupción.

 

“Opacidad y corrupción son el cáncer que daña a las delegaciones y a las áreas del gobierno del DF, son el cáncer que te daña a ti cuando demandas como ciudadano servicios y tienes que dar alguna prebenda, alguna compensación, tienes que involucrarte, lamentablemente, en esta terrible red de corrupción”, reprochó la priista.

 

Luego vendría el único trago amargo para Mancera, cuando Wallace mostró una botella con agua sucia, tal cual llega a diversas zonas de la ciudad. “Quien diga que resolverá el problema del agua en seis años no tiene un diagnóstico serio”, dijo el ex procurador capitalino y se concentró en mostrar láminas con imágenes de lo que será la ciudad bajo su gobierno.

 

Al despedirse, Mancera no dejó pasar la oportunidad para ajustar cuentas con Paredes, por sus acusaciones de corrupción, y mostró un par de estudios, uno del CIDE y otro del CIDAC, que colocan en los primeros lugares de transparencia a la ciudad. “Se las voy a regalar a la candidata Paredes”, afirmó Mancera, sin perder la sonrisa.