En los últimos muy pocas medicinas salen al mercado debido a que producir y llevar a la clínica un fármaco puede llegar a costar un millón de dólares y es un proceso que puede tardar más de 15 años. La industria enfrenta múltiples crisis, presupuestos cada vez más reducidos y enormes desafíos científicos.

 

El modelo es ineficiente. En nueve de cada 10 ocasiones, las moléculas que muestran promesa en las etapas iniciales fracasan en los ensayos más avanzados.

 

Otra gran presión para las farmacéuticas es cuando las patentes de algunos de sus fármacos más lucrativos expiran. Y cada vez es más difícil para los científicos encontrar los blancos adecuados para un compuesto químico.

 

Como explica el profesor Chas Bountra, experto en medicina traslacional de la Universidad de Oxford, “no hemos logrado entender lo suficiente sobre enfermedades humanas o suficiente sobre cómo actúan los compuestos existentes (…) Si no entendemos eso, no podemos diseñar moléculas superiores y mejores”.

 

Otro problema, agrega, es el proceso de duplicación en el desarrollo de un fármaco. “No solemos publicar nuestros fracasos, o si los publicamos, lo hacemos demasiado tarde”, expresó el profesor Bountra.

 

“Como consecuencia, otros académicos y otras compañías que están trabajando en el mismo objetivo, continúan desperdiciando recursos y carreras y exponiendo a los pacientes a moléculas que tienen la posibilidad de fracasar”.

 

Otro problema que enfrenta la industria es cada vez más abierta. “Publicamos nuestros resultados y hacemos disponibles nuestros protocolos para la revisión de científicos cuando entregamos nuestros estudios (…). Siempre habrá cierto grado de duplicación porque esto es parte de la competición”, advirtió el profesor Patrick Vallance, presidente de investigación farmacéutica y desarrollo de GlaxoSmithKline (GSK).

 

Una posible solución, creen los expertos, es que las fundaciones de beneficencia, como la Wellcome Trust, ofrezcan inversión. El profesor el profesor Paul Workman, del Instituto de Investigación de Cáncer, considera que el modelo más exitoso es aquél en donde muchos procesos para el descubrimiento y desarrollo de un fármaco ocurren bajo un mismo techo, con la asociación de pequeñas y grandes compañías, principalmente en las últimas etapas de desarrollo.

 

Tal como expresa el profesor Vallance, la competición más grande se verá en las últimas etapas de un fármaco. “Habrá una feroz competencia para ser los primeros en conseguir la mejor medicina, para asegurarnos de que estamos haciendo un ensayo correcto y de que podemos demostrar que logramos obtener el mejor medicamento”, agrega.