Los asesinos seriales en México son un eterno dolor de cabeza para las autoridades de seguridad y procuración de justicia debido a que los gobiernos han menospreciado la figura del criminólogo y han optado por facultar a psicólogos y peritos en criminalística para seguir las pistas de estos delincuentes.

 

Martín Barrón Cruz, Maestro en Ciencias Penales, con especialidad en Criminología, por el Instituto Nacional de Ciencias Penales (INACIPE), sostiene que los casos recientes de César Armando Librado Legorreta, El Coqueto, acusado de siete homicidios, y Juana Barraza Samperio, La Mataviejitas, acusada de 17 asesinatos, evidencian la falta de personal calificado para crear perfiles delictivos, patrones de conducta, rastros de ADN, a fin de seguir pistas que permitan identificar y acotar los espacios de acción de estos delincuentes hasta lograr su captura.

 

También están los casos de José Luis Calva Zepeda, El Caníbal de la Guerrero, y el de Raúl Osiel Marroquín, El Sádico, detenidos por descuidos de los mismos criminales.

 

“Aquí vemos que las instituciones han despreciado la parte de la criminología forense, hay criminalistas pero no peritos criminólogos, porque el criminalista ve el cómo se dieron los hechos y al criminólogo le interesa el por qué”, asevera.

 

En el caso de El Coqueto, explica, hubo dos capturas, la primera el 23 de febrero y tras fugarse el 3 de marzo, fue recapturado en la colonia La Malinche, en la delegación Magdalena Contreras de la Ciudad de México.

 

Mientras tanto, agrega, en el caso de “La Dama del Silencio”, como era conocida en el mundo de las luchas la La Mataviejitas, fue arrestada el 25 de enero de 2006 después de que un vecino hallara muerta a Ana María de los Reyes Alfaro, de 82 años, en su casa de la colonia Moctezuma, en el Distrito Federal.

 

A estos casos se suman los de José Luis Calva Zepeda, El Caníbal de la Guerrero, quien en 2007 mató a tres mujeres y se comió a su ex novia, y el de Raúl Osiel Marroquín, El Sádico, quien en 2006 fue sentenciado a 288 años de prisión por cometer seis secuestros y asesinar a cuatro de sus rehenes. Todos homosexuales.

 

Ninguno de estos casos se resolvió por labores de investigación de las procuradurías de justicia del Distrito Federal. Las capturas se produjeron por hechos fortuitos y por descuidos de los homicidas.

 

“En México no hay impedimentos legales para la existencia de peritos en criminología dentro de las procuradurías; lo que pasa es que se desprecia a los criminólogos, porque tradicionalmente estos especialistas estaban trabajando dentro de las prisiones con los internos”.

 

Barrón Cruz afirma que para que el país tuviera una verdadera investigación de criminales seriales, las policías deberían de retomar, como un primer paso, la consulta del libro Elementos de la Policía Científica, que data de 1923.

 

“Era lectura obligada para los policías. Si lo hubiéramos seguido no tendríamos los problemas que tendríamos hoy”, asevera.

 

Desprecio por criminólogos

 

En entrevista con 24 HORAS, Barrón Cruz exhibe que la justicia mexicana no cuenta con expertos en perfiles delincuenciales, debido a que no les interesa investigar el motivo de los delitos sino a los autores.

 

“Uno de los grandes problemas que existen es que al no haber estos expertos en criminología, sino que son psicólogos calificados en criminología o psicólogos con un diplomado o con alguna especialidad, generalmente se basan en los criterios estrictamente psicológicos y no en los criterios criminológicos, que son criterios completamente distintos.

 

Refiere que el 80% de los delitos que se registran en el país es por flagrancia, el 15% por denuncia y solamente el 5% por investigación.

 

“Y este cinco por ciento se incluyen delincuentes que perdieron la vida o que fueron detenidos por otros delitos, entonces realmente la cifra de detenidos por investigación se reduce a un tres por ciento, que es muy poco”, explicó.

 

Sostiene que a nivel internacional existen más de 12 distintos tipos de perfiles criminológicos y que en México únicamente se utiliza uno.

 

“El único perfil que utilizamos en México, y eso no necesariamente de la mejor manera, es el perfil psicológico, que son los criterios que van a estar en el manual de diagnósticos o trastornos de los psicólogos, que no son más que los exámenes psicométricos, que revelan que una persona presenta un severo trastorno. Desde la perspectiva criminológica esto no necesariamente es así, afirma.

 

Barrón Cruz afirma que los asesinos seriales no son necesariamente personas muy inteligentes, pues hay registro de algunos que “casi son deficientes mentales”.

 

“No es que los delincuentes tengan un coeficiente intelectual alto, esto no tiene nada que ver con el delito. Hay delincuentes en Estados Unidos con un coeficiente de 185. En cambio, Juana Barraza tenía 65 puntos, casi de deficiente mental. Más allá de esto, en realidad lo que sucede es que la autoridad no analiza, porque no hay cuerpos especializados dentro de las instituciones para hacer este tipo de perfiles”, insiste.

 

¿CSI?

 

Ex colaborador de la procuraduría del Distrito Federal, Barrón Cruz destaca que el primer equipo especializado en la elaboración de perfiles fue la Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI en la década de 1970, la cual logró anticiparse a nuevos homicidios.

 

Y reconoce que a raíz de las series televisivas estadounidenses de investigadores forenses, en México se ha registrado un “boom” de instituciones educativas que han integrado la especialidad en Criminología.

 

Sin embargo, advierte, hay una confusión en las autoridades educativas entre criminología y criminalística y una reticencia para incluir estas materias en sus planes de estudio.

 

“Lo que saben es que son peritos que pueden ser criminalistas, porque el criminólogo no es necesariamente llegar a levantar indicios, sino hacer el análisis de la conducta delictiva”, comenta.

 

A decir del especialista del INACIPE, el criminólogo también debe de participar en una investigación; sin embargo, afirma, en México las autoridades piensan que los criminólogos no pueden aportar nada y solamente se dedican a estudiar a los sujetos detenidos.

 

Para ejemplificar lo anterior, Barrón Cruz cuestiona los procedimientos en los casos de La Mataviejitas y El Coqueto:

 

“En la captura de La Mataviejitas, a pesar de que la Procuraduría realizó una enorme labor de investigación, con análisis detallados de las características del delincuente, que sabían que se trataba de una mujer, sabían qué días atacaba y hasta en qué horas no atacaba, pero la policía no pudo identificarla y detenerla”.

 

“En el caso de El Coqueto ninguna autoridad ha explicado porqué razón cometió abusos sexuales antes y después de matar a sus víctimas. No se analizaron las ropas, no se tomaron muestras de ADN o líquido seminal para poder obtener un mejor perfil genético”.

 

El experto señala que actualmente todo mundo habla de un perfil, cuando ya fue detenido algún criminal.

 

“Este perfil se tiene que hacer desde el primer delito, se puede ir perfilando, suponiendo y encontrando características del comportamiento de una persona cuando comete un delito. Incluso nos puede decir hábitos de trabajo, si está casado y hasta la forma en que se conduce”.

 

“Sostengo la importancia de los criminólogos en la elaboración de los perfiles de criminales y cómo podría ayudar esto en el nuevo sistema de justicia en el país”

 

 

César Armando Librado Legorreta

El Coqueto

Nació en 1981

Feminicida serial al que se le atribuyen ocho violaciones y el asesinato de siete mujeres en el Valle de México.

Este sujeto aprovechaba su oficio de chófer de la Ruta 2, Metro Chapultepec a Valle Dorado, y en altas horas de la noche y la madrugada violaba y asesinaba a mujeres de entre los 17 y 34 años de edad.

Inicialmente fue capturado el 27 de febrero, pero se evadió de las instalaciones de Procuraduría General de Justicia del Estado de México. El 3 de marzo es reaprehendido en la delegación Magdalena Contreras, del Distrito Federal.

 

 

Juana Dayanara Barraza Samperio

La Mataviejitas

Nació el 27 de diciembre de 1958 en la ciudad de Pachuca, Hidalgo.

Posee conocimientos de enfermería

Dedicada en algunas ocasiones a la lucha libre, bajo el seudónimo de La Dama del Silencio o a la venta de rosetas de maíz afuera de la arena de lucha

Cometió varios homicidios en el área metropolitana de la Ciudad de México desde la década de 1990 hasta 2006.

Se ha estimado que el número total de sus víctimas es de entre 42 y 48.

El 31 de marzo del 2008, el juez 67 de lo penal, con sede en Santa Martha Acatiltla le dictó sentencia de 759 años y 17 días de prisión por 17 homicidios.

 

 

José Luis Calva Zepeda

El Caníbal de la Guerrero

Nació el 20 de junio de 1969 y murió el 11 de diciembre de 2007

Fue detenido el 8 de octubre de 2007 y trasladado al Reclusorio Norte por ser encontrado culpable de los crímenes de tres mujeres, además de ser acusado por autoridades de cometer actos de canibalismo, tras revelar que comía partes de sus víctimas.

El reporte policial informó: “La policía encontró el tronco de Alejandra (Galeana Garavito), que fue reportada como desaparecida el5 de octubre de 2007por sus familiares, dentro de un armario, las otras partes cortadas a trozos fueron hallados en el frigorífico, mientras que el antebrazo estaba recién frito en la sartén”.

 

 

Raúl Osiel Marroquín

El Sádico

Nació en Tampico, Tamaulipas, en 1981

Fue un asesino en serie responsable de 6 secuestros, 4 de ellos acabaron con la muerte de sus víctimas, perpetrados entre el 21 de enero y el 22 de diciembre del 2005, en la Ciudad de México.

Todas sus víctimas fueron hombres homosexuales.

Fue sentenciado a 288 años de prisión.

“No me arrepiento de lo que hice…, de tener la oportunidad lo volvería a hacer, sólo que sería más cuidadoso para no ser atrapado y no cometería los mismos errores que llevaron a mi captura”, declaró cuando fue arrestado el 23 de enero de 2006.