Siempre es difícil opinar sobre temas sensibles en la región latinoamericana, como la soberanía y los territorios perdidos. Así ocurrirá en este 2012 por los treinta años de la Guerra de las Islas Malvinas/Falklands, detonada por la dictadura argentina y que llevó al enfrentamiento con Gran Bretaña del 2 de abril al 14 de junio de 1982. El resultado fue la muerte de 649 argentinos y 258 británicos, la derrota y fin de la dictadura, pero también la presencia militar y económica británica en el Atlántico Sur y la renovación de sus pretensiones sobre las aguas antárticas.

 

Durante estas décadas el conflicto no tuvo visibilidad, tanto por los graves problemas económicos y sociales de la Argentina, como también porque han sido pocos los estudios serios sobre los orígenes y las consecuencias de la guerra.

 

Pero ya es posible contar con varios análisis. Desde la óptica británica una obra reciente y bien documentada es The Official History of the Falklands Campaign, escrita por Lawrence Freedman, profesor del programa de estudios sobre la guerra del Kings’s College de Londres. Para entender la contraparte argentina será muy importante la decisión tomada por la Presidenta Cristina Fernández de hacer público el llamado “Informe Rattenbach”, sobre las causas y responsabilidades en la derrota. Nunca fue publicado y sólo se conocen partes que muestran fallas absolutas de apreciación estratégica, errores de operación, falta de espíritu de combate en muchos comandantes y una deformación organizacional dejada por años de golpes de Estado, violación de los derechos humanos e intervención en la política.

 

Habrá que considerar todo esto para entender lo que vendrá, ya sea por la renovada decisión de la Argentina de recuperar las islas, la exploración petrolera en ellas y la prohibición a la entrada en los puertos del Mercosur de barcos con la bandera de las Falklands.

 

A esto Gran Bretaña ha respondido de dos maneras. El gobierno de David Cameron reforzará la guarnición militar en las islas y dio un golpe diplomático, duro, al lograr el día 24 de enero el apoyo de los 16 países de la Comunidad del Caribe (Caricom) a la tesis británica de la “autodeterminación de los pueblos”, vigente para los habitantes de las Malvinas y que ha tenido gran importancia en el desarrollo político del Caribe, siguiendo la Carta de la Organización de las Naciones Unidas.

 

De fondo hay algo menos altruista, la re-presencia británica en las islas convirtió la zona de control militar en zona económica adyacente a las poco exploradas aguas antárticas; tanto Chile como Argentina han tenido que detener esas pretensiones de avance. ¿Qué hacer?, el mejor momento para que habitantes e islas fueran argentinas ya pasó, lo que viene es incierto pero la Argentina tendrá que ver fríamente sus opciones a largo plazo.

 

OJO: Belice es parte del Caricom, miembro de la Mancomunidad Británica de Naciones y tiene aguas frente a México.

 

*Profesor de la UNAM