Al senador Damián Zepeda Vidales le asiste la razón cuando asegura que al Partido Acción Nacional (PAN) le urge reinventarse. Y esta aseveración se deriva tras los desastrosos resultados obtenidos durante el proceso electoral del pasado 2 de junio. Pero la implosión albiazul no es producto de la generación espontánea. Nada de eso. Tiene nombre y apellidos: Marko Cortés Mendoza.

El michoacano es el responsable de que este partido político de corte conservador, fundado en 1939 por Manuel Gómez Morín, haya pasado de gobernar 12 entidades en 2018, a sólo encabezar tres gobiernos estatales en la actualidad: Aguascalientes, Chihuahua y Guanajuato. Por eso se entiende la propuesta del legislador sonorense, quien sugiere que la próxima dirigencia nacional panista contemple la posibilidad de impulsar un perfil emanado de la sociedad civil.

Y esta reingeniería del PAN no sólo se la debe a sus militantes y simpatizantes, se la debe a todo México. No hay que olvidar que gracias a este partido fue posible que, a principios de este siglo, en México por fin pudiéramos conocer la llamada alternancia en el poder. Sí, ya todos sabemos que las presidencias de Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012) al final fueron una total decepción, pero eso es harina de otro costal

Pero, por lo mismo, al interior del PAN están obligados a sacar la casta y reposicionarse, y justo a eso se refirió Zepeda Vidales al momento de mencionar que el modelo panista ya se agotó, por lo que propone un “regreso a las raíces” pero, sobre todo, ponerle un fin a las alianzas con otros partidos políticos, las cuales consideró un total fracaso para ellos porque no sólo les han causado derrotas electorales, también les han provocado una pérdida de identidad.

En estos momentos al interior del PAN hay hombres (y mujeres) y nombres de nivel y capacidad que podrían llevar a buen puerto la urgente reingeniería que requiere el blanquiazul: ahí están el diputado federal Jorge Romero Herrera; el exalcalde de Mérida, Renán Barrera Concha; el senador electo por el Estado de México y expresidente municipal de Huixquilucan, Enrique Vargas del Villar; Carlos Orvañanos Rea, alcalde electo de Cuajimalpa, y el propio Zepeda Vidales, quien ya ha tenido experiencia como dirigente nacional del partido.

A estos perfiles podríamos agregar los de notables panistas que podrían ser reclutados para sumar a la causa albiazul, como son Diego Fernández de Cevallos, Gustavo Madero Muñoz, Manuel Clouthier Carrillo y Germán Martínez (quien debería pensarla dos veces antes de convertirse en un esquirol naranja). Aquí el tema es que no sólo se elija a uno de éstos, sino aglutinarlos a todos y que entre todos ellos se encarguen de definir el rumbo y la estrategia que se requieren para reposicionar y relanzar al PAN.

Pero, al mismo tiempo, también ya va siendo hora de que al interior del blanquiazul le empiecen a cerrar el paso a esos “panistas de ocasión” que, como Marko Cortés, sólo han sabido llevar agua a su molino y que sólo dicen pertenecer o ser parte del PAN nada más cuando les conviene.

Y también aquí caben los que sólo apoyan de dientes para afuera. Y, créanme, éstos dañan más que los propios adversarios. Y la lista es larga, muy larga: Santiago Creel, Javier Lozano, Lía Limón, Ernesto Cordero, Lilly Téllez, Josefina Vázquez Mota, Max Córtazar, Mauricio Vila y los que se acumulen esta semana…

 

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