Como en el boxeo, mucho dependerá del equipo de las esquinas el triunfo de Claudia Sheinbaum o de Xóchitl Gálvez (lo de Álvarez Máynez es meramente testimonial) en el primer debate presidencial, el próximo domingo 7.

 

El equipo de Gálvez tuvo tiempo suficiente y material de sobra para contrastar su oferta de gobierno con la propuesta del “segundo piso de la transformación’’ que ofrece Sheinbaum.

 

La hidalguense, en términos boxísticos, llegará como la retadora y como tal deberá ser la que ataque primero sin descuidar la defensa.

 

Pero no puede dedicarse todo el tiempo al ataque (la crítica basada en resultados, malos o nulos) a la actual administración, sino dejar en claro cuál es su oferta de gobierno y por qué resulta más atractiva que la de Sheinbaum.

 

La candidata oficial llega como favorita, con los resultados de encuestas (algunas francamente dudosas, como calificaciones de jueces en Las Vegas), podría dedicarse a darle “bola’’ a los golpes que le lanzará su rival para sacar una victoria por puntos.

 

Aun así, con este escenario, la elección está muy lejos de estar definida.

 

Ganar un debate no implica que necesariamente se tenga asegurado el triunfo en las urnas; ejemplos hay varios en elecciones recientes.

 

Y puede que, para efectos prácticos, lo que ocurra en el debate no cambie la decisión del voto de quienes ya tienen definidas sus preferencias electorales, pase lo que pase.

 

Pero hay un sector de la población que está indeciso, y que estará pendiente de lo que ocurra el próximo domingo.

 

El porcentaje de indecisos se encuentra entre el 30 y 40%, un número importantísimo que podría marcar la diferencia el 2 de junio próximo.

 

Es a ese segmento al que deberán dirigirse las propuestas pues quienes ya están convencidos de que Xóchitl puede rescatar al país no cambiarán de opinión, como tampoco lo harán quienes ya decidieron mantener el voto a favor de Morena.

 

No gana el debate quien más acusaciones lanza o más transas documenta, sino quien logra convencer a un mayor porcentaje de indecisos que su oferta de gobierno es la que más conviene al país.

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A pesar de que las encuestas dicen que la candidata a la gubernatura de Morelos, Margarita González Saravia, va “en caballo de hacienda’’, la realidad es que la competencia es más reñida de lo que se ve en contra de la candidata opositora Lucy Meza.

 

Tan es así, que González Saravia anunció ayer la incorporación de Adán Augusto López como su coordinador político de campaña, para que haga los amarres que le están haciendo falta a Morena en el estado.

 

González Saravia ha decidido no hablar del tema de la inseguridad en el estado; en sus discursos ni siquiera lo toca tangencialmente porque, aunque repudia el “gobierno’’ de Cuauhtémoc Blanco, no se quiere pelear con él todavía.

 

A ver cuánto le suma el tabasqueño a la campaña morenista en Morelos, otro estado en el que la delincuencia organizada ha sentado sus reales.

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Destacables los mensajes de Claudia Sheinbaum y Beatriz Gutiérrez Müller en contra de la utilización política de hechos en los que participen los hijos de candidatos a puestos de elección popular.

 

Esto a partir del video del hijo de Xóchitl Gálvez de un hecho ocurrido hace un año y que se volvió viral en redes ayer, como parte de la guerra sucia entre partidarios de Morena.

 

     @adriantrejo