FINLANDIA
 

Mientras la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) conmemora su 75º aniversario (4 de abril de 1949), el bloque enfrenta un momento de profunda transformación y reflexión. Establecida después de la Segunda Guerra Mundial para proteger del expansionismo soviético a una Europa devastada, la OTAN ha evolucionado hasta convertirse en la alianza militar más importante de la historia, y ahora cuenta con 32 estados miembros. Sin embargo, las celebraciones se ven ensombrecidas por la agresión de Rusia en Ucrania, en marcha desde 2022.

Al respecto, la OTAN está contemplando el establecimiento de un fondo de 100 mil millones de euros dedicado a reforzar las capacidades militares de Ucrania contra las hostilidades rusas. Esta iniciativa, discutida entre los ministros de Asuntos Exteriores del bloque en una reunión celebrada en Bruselas (3 y 4 de abril), busca reafirmar el compromiso de la alianza de cambiar la dinámica de apoyo militar, enfatizando los compromisos multianuales sobre las contribuciones a corto plazo.

Por su parte, el secretario general Jens Stoltenberg ha reiterado esta semana la necesidad de pasar de las contribuciones financieras voluntarias a los compromisos vinculantes con la OTAN, con el objetivo de lograr un consenso sobre este asunto para la próxima cumbre de julio en Washington, D.C.

Al mismo tiempo, la alianza está lidiando con presiones internas y externas. El espectro de un posible regreso al poder de Donald Trump, conocido por su postura crítica sobre la OTAN y el gasto en defensa de sus miembros, genera preocupaciones sobre la cohesión de la alianza y la firmeza del apoyo estadounidense.

Por otro lado, las críticas de Rusia a la expansión del bloque y su apoyo a Ucrania reflejan las divisiones geopolíticas que recuerdan a las tensiones de la Guerra Fría. Moscú acusa a la OTAN de socavar la estabilidad regional, sobre todo por dar la bienvenida a nuevos miembros como Finlandia y Suecia, quienes buscaron la protección de la alianza en respuesta a amenazas rusas directas e indirectas.

Este momento crucial se destaca aún más por la búsqueda del sucesor de Stoltenberg (que dejará el cargo el 1 de octubre), con el primer ministro holandés, Mark Rutte, emergiendo como favorito; ello, a pesar de enfrentar la oposición de Hungría por críticas pasadas de Rutte al gobierno del primer ministro Viktor Orbán, y de Rumania, debido a un desafío del presidente rumano Klaus Iohannis para el puesto político más alto de la OTAN.