“La política no tiene relación con la moral”

Nicolás Maquiavelo

 

En la medida en que los partidos políticos han perdido credibilidad, gracias a personajes tan distinguidos como: Alito Moreno, Mario Delgado, Gerardo Fernández Noroña, Epigmenio Ibarra, etcétera, los ciudadanos tienen dos alternativas: seguir votando a pesar de los partidos y sus candidatos o abstenerse de sufragar como una forma de manifestar su incredulidad y hartazgo.

Pero como el ingenio de nuestra clase política parece no tener fin, estos se han dado a la tarea de patrocinar a todo tipo de empresas que puedan mentir en su nombre, así ponen todos los recursos que sean necesarios al servicio de las encuestadoras y los nuevos gurús electorales: los agregadores de encuestas.

¿Qué son los agregadores? Son organizaciones o empresas que seleccionan a “su criterio” las encuestas publicadas por los principales medios informativos y mediante algún método de agregación estadística, publican lo que se conoce como Poll of Polls o Encuesta de Encuestas. ¿Sirven para algo? Si la metodología se aplica con rigor científico y se toman en cuenta la calidad y seriedad de las encuestas seleccionadas, la información de los agregadores puede tener valor para los electores. Pero si el caso va en sentido contrario, como parece ser: ¡agárrese!

El agregador más popular en México es Oraculus, dirigido por el conductor y analista político Leo Zuckermann. Un oráculo se define como aquel lugar sagrado donde se consultaba al sacerdote del templo la verdad revelada por una deidad. Así, parece que Oraculus es el templo de la verdad electoral y don Leo Zuckermann su pontífice máximo.

En sus “criterios de inclusión” de encuestas publicadas, Oraculus dice que sólo aceptan encuestas cara a cara en vivienda o telefónicas, pero excluyen validar directamente si los encuestados son adultos mayores de 18 años con credencial de elector vigente. ¿No debería ser este un requisito indispensable si lo que se está midiendo es la intención de voto?

Tampoco evalúan la calidad de la muestra; si se trata de verdaderas encuestas nacionales o estatales o son sólo una “representación”. Pero sin duda lo más grave es que, contrario a sus criterios, sí incluyen encuestas digitales donde ya no existe ningún control para sustentar que los niveles de confianza y el margen de error sean los correctos. La verdad ya no es lo importante, sino quién le atina al ganador. Eso es todo.

Oraculus publicó el 4 de marzo sus resultados con encuestas tan absurdas como la de Demotecnia que, con un nivel de confianza del 95 por ciento, afirma que Claudia Sheinbaum tiene 80 por ciento de preferencias contra Xóchitl Gálvez con 18 por ciento. María de las Heras jamás habría aceptado este despropósito.

La encuestadora Enkoll se incluye con sólo 814 encuestas “representativas” a nivel nacional; una muestra muy cuestionable, y Áltica mezcla por igual encuestas presenciales y digitales. Así, podríamos seguir mencionando las inconsistencias metodológicas de muchas de las encuestadoras con las que Oraculus nos presenta su Encuesta de Encuestas o Error de Errores.

Es como si un chef sigue todos los pasos de la mejor receta existente para preparar una sopa, pero decide usar ingredientes podridos o de bajísima calidad. ¿Se imagina la sopa? ¿Será confiable el cocinero?

¿Quiénes necesitan hoy las encuestas y a los gurús?: los partidos políticos, la 4T, el inquilino de Palacio y su candidata. Usted lector tiene algo más poderoso que las encuestas: la realidad que se vive en México día tras día y lo más importante, su voto.

 

    @Pancho_Graue

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