Progreso. Azucena y Angélica, junto a 24 productoras más, son la primera generación de mujeres tractoristas que se graduó tras un curso de cuatro meses, donde cada una de ellas recibió capacitaciones personalizadas.
Foto: Gabriela Esquivel | Progreso. Azucena y Angélica, junto a 24 productoras más, son la primera generación de mujeres tractoristas que se graduó tras un curso de cuatro meses, donde cada una de ellas recibió capacitaciones personalizadas.  

Considerado como un trabajo exclusivo para hombres, en el campo la equidad de género avanza para abrir espacios a mujeres en tareas que por muchos años les fue negada como la operación de tractores, abriendo puertas a las nuevas generaciones.

Angélica Cruz, de San Lorenzo Tlacoyucan, y Azucena Suárez, del Ejido de San Antonio Tecómitl, son dos productoras de la alcaldía Milpa Alta que, junto con otras 24 compañeras, se graduaron como la primera generación de la Escuela Campesina de Mujeres Operadoras de Maquinaria (ECMOM), cuyo objetivo es impulsar su inclusión y empoderamiento en las zonas rurales de la capital.

La señora Cruz, quien es productora de nopal, relató a 24 HORAS que al escuchar la oportunidad de aprender a manejar un tractor por parte de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr), le pareció un reto y decidió participar.

“Aparentemente un tractor no lo maneja una mujer… generalmente, entonces hasta cierto punto es un reto (…) y este curso no me abre sólo a mí puertas, sino también a otras mujeres”, expresó Angélica.

Azucena, quien siembra maíz, árboles frutales y hortalizas, coincidió en la oportunidad que representa tener mayor participación en la vida laboral del campo, pues como su madre y padre eran agricultores, a ella desde pequeña le parecía fascinante subirse a un tractor, narró.

“Como estamos llenos de machismo las mujeres no se podían ver subidas en un tractor y mucho menos hacer la labor del campo, entonces yo creo que abre muchas puertas”, señaló.

Destacó que le pareció “algo maravilloso que se fijen en nosotras las mujeres”, algo que, abundó, nadie más había hecho antes. Compartió que le parece fascinante poder manejar un tractor y laborar su parcela sin la necesidad de un hombre.

 

Si bien reconocieron que aún queda un camino por recorrer para que exista una mayor inclusión y equidad para las mujeres en la vida laboral del campo, optimistas consideraron que son pioneras y un parteaguas para que más mujeres se acerquen, aprendan a manejar un tractor, y para que futuras generaciones tengan mayores oportunidades en el sector.