Resulta curioso que quienes más se encargaron de fomentar la división en el país ahora pidan paz, se quejen de campañas “del extranjero’’ y de las tácticas que ellos usaron por años.

Y no solo tiene que ver con la filtración de los números privados de teléfonos de algunas figuras del morenismo, entre ellas Claudia Sheinbaum, sino del papel de “vistimas’’ que asumen, cuando es su jefe supremo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien se ha dedicado todo lo que va del sexenio a fracturar la estructura social.

El país llegará peligrosamente dividido a la elección más importante (por el número de cargos en disputa, más de 20,000), profundamente dividido gracias a que cada mañana, diariamente, se hace una clasificación ratonera entre mexicanos “buenos’’ y “malos’’, en donde los buenos resultan ser siempre los pobres, que es la clientela electoral del Presidente y su partido.

Exponer el teléfono personal de una reportera es tan reprobable como exponer el de Sheinbaum o Xóchitl Gálvez.

Pero también es reprobable el trato que desde el oficialismo se dio a los dos hechos: en uno fue justicia y en el otro campaña negra.

 

No, pues sí.

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Rubén Rocha Moya es uno de los peores gobernadores morenistas.

 

Y mire que la competencia está dura: entre Cuitláhuac García, Cuauhtémoc Blanco, David Monreal o Evelyn Salgado, hay bastante para escoger.

 

El tema es que Rocha es más famoso por sus escándalos que por sus obras (de infraestructura, claro), y requiere del apoyo presidencial para poder acallar a sus críticos internos y externos.

 

Por eso se aventó la mariguanada de sugerir que se “trampeara’’ la Constitución para permitir la reelección de López Obrador en la Presidencia.

Rocha se quiere apropiar también de la Universidad Autónoma de Sinaloa, de la que fue rector y en cuyo periodo firmó un acuerdo con el personal administrativo para que estos trabajadores no pagaran impuestos, lo que ha provocado una deuda fiscal de más de 4,500 millones de pesos a la casa de estudios.

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Por cierto, otro exrector de la UAS, Héctor Melesio Cuén, fundador del Partido Sinaloense (PAS), “renunció’’ al partido que fundó para poder ser postulado como candidato plurinominal a la Cámara de Diputados por el PRI.

 

Tal “renuncia’’ es en realidad un acto administrativo, pues el exrector sigue haciendo campaña con las siglas del PAS, sigue siendo presentado como “líder moral del partido’’, pero, tratándose de un partido local, estaba impedido para postular a cargos federales según determinaron el INE y el Tribunal Electoral, por lo que tuvo que afiliarse al PRI.

 

El PAS va en alianza con el tricolor, el PAN y el PRD en las próximas elecciones.

 

En las elecciones del 2021, el PAS fue coaligado con Morena; sus candidatos ganaron 8 distritos electorales y 6 presidencias municipales; todos los alcaldes y 3 de los diputados del partido, fueron coptados por el gobierno estatal.

 

Pero el PAS, pese a ello, sigue teniendo presencia a nivel local, aunque no se vea por el cerco informativo que existe en contra de la oposición en el estado.

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Todo parece indicar que, en el municipio de Solidaridad, Quintana Roo, habrá una nueva administración.

 

Encuestas recientes arrojan cifras que ponen a la candidata de la coalición Morena-Verde-PT, Estefanía Mercado, muy por encima de la actual presidenta municipal, Lili Campos Miranda, que llegó por la coalición PRI-PAN y busca repetir en el cargo.

 

La diferencia es de dos dígitos a pocos días de que inicien formalmente las campañas.

 

¿Le alcanzará a la actual edil para reelegirse?

 

     @adriantrejo