La Princesa de Asturias Leonor de Borbón es quien debe dar continuidad a la monarquía española. Su padre, Don Felipe la está preparando de manera óptima. Leonor ha pasado por los mejores colegios españoles. Ahora está cumpliendo su servicio militar en escuelas de los tres ejércitos para conocer las tripas de la armada española. Pronto irá a la universidad. La tutela de su madre la Reina Letizia es fundamental.

Todo esto lo cuento porque, a pesar de los esfuerzos que está realizando la Corona, existe una desafección de una parte no menor de la ciudadanía española que no entiende ni la figura de la Corona como Institución, ni la del Rey en particular.

Existe una corriente exógena que quiere acabar con la Corona. Detrás se esconde el inefable presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez y sus secuaces. La izquierda española quiere acabar con la monarquía e instaurar una república. Pero para eso tienen que dinamitar a la institución. De ahí se puede explicar la persecución y derribo de la figura de Don Juan Carlos I, padre de Felipe VI, un rey al que nunca podremos agradecerle todo lo que hizo para conducir a España al progreso y que de manera torticera expulsó Sánchez y sus acólitos de España.

¿Qué buscan los extremistas de izquierdas que, por cierto, le están dando la llave de la gobernabilidad a Pedro Sánchez? Quieren acabar con la monarquía e instaurar esa república. Sánchez se deja querer y les deja hacer. Sin embargo, la historia demuestra que la república no es el mejor sistema en España. Sí lo es en otros lugares. La primera experiencia de república duró 18 meses en 1870 y dio paso a una gran inestabilidad con cuatro presidentes. Terminó con un militar entrando a lomos de un caballo en el Congreso de los Diputados. La segunda fue mucho peor. Fueron cuatro años de una inestabilidad tal que desembocó en la Guerra Civil Española que dejó un millón de muertos. Por eso no se entiende que haya nuevos experimentos.

Los países más prósperos del mundo se rigen por monarquías. Es el caso de Gran Bretaña, Holanda, Bélgica, Noruega, Suecia, Dinamarca o Japón. La monarquía no es mala pero cada país tiene su manera de entenderla y en el caso español la historia demuestra que hemos sabido conducirla.

Los intereses soterrados y ocultos de Pedro Sánchez y sus secuaces parece que están por encima del bien de la ciudadanía.

 

      @pelaez_alberto