Este miércoles, Jens Stoltenberg, el Secretario General de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), anunció desde Bruselas que los miembros europeos y Canadá han incrementado sus gastos en defensa en aproximadamente 600 mil millones de dólares desde la invasión rusa de la península de Crimea en 2014, hasta la fecha.

El ex primer ministro noruego afirmó que, tan sólo en 2023, hubo un “aumento (en el gasto de defensa) sin precedentes del 11%” entre estos miembros de la alianza de defensa colectiva, con respecto a 2022. Asimismo, afirmó que 18 de sus 31 miembros tienen proyectado alcanzar el objetivo grupal de destinar, cuando menos, el 2% de su Producto Interno Bruto (PIB) para defensa en 2024. A los 13 restantes, Stoltenberg les pidió hacer un esfuerzo extra para lograr un reparto más “justo” de la carga que recae mayormente sobre los Estados Unidos, quien es el miembro que más aporta al presupuesto total de la OTAN, con el 16% de las contribuciones directas del bloque.

La urgencia de reforzar estos compromisos financieros quedó subrayada por los comentarios recientes del expresidente Donald J. Trump, que sugirieron un compromiso condicional de los Estados Unidos con los mecanismos de defensa colectiva de la OTAN. El sábado 10 de febrero, Trump dijo que “alentaría” a Rusia a atacar a cualquier miembro de la OTAN que no pague sus cuotas como parte de la alianza militar occidental.

El presidente Joe Biden y otros líderes han criticado las declaraciones de Trump por, a su juicio, socavar los principios fundamentales de la OTAN, y enfatizaron la importancia de la unidad y los compromisos de defensa mutua como se estipula en el Artículo 5 del Tratado.

Desde el flanco europeo, Alemania, la mayor economía del continente, ha alcanzado el objetivo de gasto del 2% por primera vez desde el fin de la Guerra Fría, asignando 71 mil 800 millones de euros a su presupuesto de defensa. Esto, como parte de un esfuerzo más amplio para tranquilizar a los aliados y reafirmar su compromiso con la seguridad colectiva, en medio de temores de una alianza fragmentada por una potencial segunda presidencia de Trump.

En este sentido, la postura estratégica de la OTAN se ha visto reforzada por los recientes logros militares de Ucrania en el Mar Negro, por lo que la unidad de la alianza sigue siendo el factor fundamental para contener el expansionismo ruso y garantizar la seguridad de sus estados miembros, especialmente de los países bálticos y Polonia.