Ya sé: no hay que machacar con la ironía cansina de que “No podía saberse”. Es arrogante, rompe cualquier posibilidad de diálogo, y puede que sea también injusto: es una manchadez cobrarle a alguien que quiso un mundo mejor y etcétera.

Así que, para que se vea que uno también ha aprendido cosas en este sexenio aciago, va la promesa por delante: no voy a recetarles el “no podía saberse” a partir de 2024, en el escenario de una victoria del oficialismo.

A cambio, voy a recetarles, hoy, un “sí podía saberse”, que, lo reconozco, es un “no podía saberse” preventivo, o sea, marrullero. Sorry. Lo que pasa es que, como es propio de la izquierda en general, la de toda la vida, empiezan a multiplicarse los actos de apoyo sin matices a la candidata del obradorismo; apoyos, pues, con un no sé qué de militante no asumido. Lo habrán visto.

Incluso entre personas moderadas y con buenas credenciales críticas, ciudadanos que supieron desmarcarse de su voto por la utopía amloísta en 2018, ya estamos con el optimismo: “Ahora sí, con Claudia, que está preparadísima, se viene el Gobierno progresista que necesitamos”. Bueno, amistades: esto, lo de la tenacidad de la fe, lo hemos visto mil veces desde el siglo XX. ¿La URSS fue una carnicería y un campo de concentración? Es que no aplicaron de veras el socialismo. Por suerte, llegó Mao. ¿Otra masacre y una hambruna? Uf. Pero con Pol Pot va a ser otra onda. ¿Siete millones de asesinados? Por suerte se viene Fidel, tan jipi. ¿Resultó un tirano? Chávez. Ups, sorry, tampoco. Pero mira, ahí llega Evo. Y así por el estilo.

Bueno, pues, toda proporción guardada, pasa en estas tierras lo mismo que en el mundo. “O sea, sí estuvo pinche el sexenio, pero urge un Gobierno que atienda a los pobres sin dejar de gobernar para todos. Esta es la buena. Voy con Morena”.

Antes de que se me decepcionen, déjenme recordarles que doña Claudia lo que propone, y lo hace sin mentir, sin dobleces, y entre rudas descalificaciones de la oposición, es seguir en las mismas. Desbaratar la Suprema Corte, por ejemplo, con aquello de elegir a los ministros a punta de votos.

O borrar todos los órganos autónomos, con el INAI a la cabeza. Tampoco es que le haya hecho feos a la militarización del país, o a los elefantes blancos, o a meterle fortunas a Pemex y la CFE.

Lo que quiero decirles, por enésima vez, compañeres, compañeras, compañeros, es, en fin, que las flores de la socialdemocracia no brotan de los lodos del chairo-populismo. Y ya: no hablamos sino hasta 2030. Prometido.

 

      @juliopatan09