Gabriela Esquivel Tiempo. Originarios de Venezuela, Víctor y su familia tienen seis meses radicando en la Ciudad de México.  

Bajo la lluvia y con rapidez Víctor Caldera y su sobrino caminan por Zona Rosa, el pequeño cubre su cabeza del agua con una bandera de Venezuela, el país de origen de ambos, y con temor observan sus alrededores, pues al ser migrantes sin documentos para su libre tránsito se han enfrentado a cuestionamientos de las autoridades policiacas.

“Todo aquel que no quiere a inmigrantes, es xenofobico, es una persona mala, egoísta que no quiere que las personas con necesidad vengan a buscar un mejor futuro”, expresó Víctor.

El venezolano comenta que su destino son los Estados Unidos, a la vez que agradeció la hospitalidad del mexicano quienes los han recibido con buenas acciones como la entrega de comida, agua, dinero y los orientan sobre las direcciones que desconocen.

Sin embargo, no todo es positivo, lamenta que en este país la paga por algún trabajo sea baja y no sea la justa porque son migrantes y al no contar con un permiso legal para radicar o laborar les dan poco dinero.

Asimismo, Víctor subraya que pronto tendrá su cita con el Instituto de Migración, donde espera obtener los documentos para laborar legalmente en México, y así juntar más dinero para alcanzar los Estados Unidos, donde espera mejorar su situación económica y elevar la calidad de vida.

En cuanto a si viaja únicamente con su sobrino, él migrante responde que no, y detalla que son siete integrantes de su familia con quienes busca llegar a cumplir el sueño americano, asimismo comenta que la familia los espera en un hostal, ubicado en la estación Chabacano del metro.

“Hay muchos compatriotas, la migración es masiva, en el hostal hay cubanos, haitianos, ecuatorianos, peruano y venezolanos; salimos a buscar algo de alimento y dinero”, dijo.

Por lo regular, cuando se realizan las reuniones se intercambia información sobre lugares donde requieren a personas para trabajar o recibir ayuda como la entrega de alimentos que son donados.

Víctor mencionó que diversas ocasiones se ha percatado que la paga para ellos es la mitad que reciben los mexicanos, es decir, si en una semana se pagan mil 500 pesos por hacer labores de albañilería y sacar escombros, “a nosotros nos dan 700 pesos porque no tenemos permiso para estar en las obras”.

Pero no todo es así, hay personas que son muy justas e incluso llegan a dar un apoyo extra ya sea dinero o comida para que la llevemos a donde estamos viviendo, refirió.

Acompañado de su sobrino, Víctor aclaró que le gusta la Ciudad de México porque tiene muchos contrastes, él espera estabilizar su situación para poder trabajar y cobrar más dinero para poder emprender su camino hacia Estados Unidos.