Sin libertad, la democracia es despotismo, sin democracia la libertad es una quimera”

Octavio Paz

Cuando los políticos mexicanos hablan de democracia parecería que nuestro único derecho real es votar por candidatos que ellos ya eligieron. Así nos va.

Pero seamos críticos, esto sucede porque en México la asociamos sólo con las elecciones o el derecho a votar. Hemos vivido equivocados, es sobre todo una obligación y un compromiso.

La democracia tiene mucho más que ver con nuestra vida diaria de lo que parece, las elecciones no son más que un momento puntual de ésta; el verdadero ejercicio de la pluralidad inicia al día siguiente de las elecciones, en un ciclo continuo de derechos y obligaciones que debe fluir para que la libertad sea posible.

Tenemos una relación perversa con los gobiernos, pues los consideramos la fuente única de todos nuestros males y uno que otro beneficio. No nos consideramos parte del problema y mucho menos de la solución.

Nos encaminamos hacia las elecciones de 2024 como espectadores de dos visiones opuestas y extremas, dónde el principal mérito de un candidato es señalar los defectos de su adversario y nos olvidamos que la democracia debería ser la claridad con la que se exponen los problemas, las soluciones y los medios para resolverlos.

¿Cómo vivimos la democracia día tras día en México? Para empezar rechazando la política como si fuera algo que no tiene que ver en lo absoluto con nosotros, casi con asco. Como los políticos mexicanos son el sinónimo perfecto de corrupción, eso nos da “derecho” de no cumplir con las leyes, reglamentos y con la mínima convivencia social aceptable. Le menciono algunos ejemplos:

So pretexto de que los políticos se roban “nuestros” impuestos, nos apropiamos del derecho de no pagarlos, y así entre unos y otros tenemos a un país donde unos pocos pagan las contribuciones -o los menos posibles- y otros muchos viven de las dádivas del Gobierno. Resultado: un país empobrecido, que no pobre, sin servicios públicos de calidad y con millones de mexicanos que son los siervos electorales del régimen en turno. La democracia no es sólo el derecho a votar, es el derecho de vivir con dignidad.

Un Presidente que exclama orgulloso que no cree en la ley ha puesto todos los incentivos para que millones de mexicanos tampoco crean ni practiquen la legislación. Ya no sólo se trata de los cientos de miles de mexicanos asesinados cada sexenio, es el incumplimiento cotidiano de las leyes y la falta de respeto a autoridades e instituciones. ¿Exagero? ¿Ha visto usted con qué desprecio tratamos a nuestros policías o funcionarios públicos? La democracia en un país no se mide por cómo tratas a tus amigos sino a tus adversarios.

Tenemos dos tareas pendientes que debemos resolver antes de las elecciones: primero, que cada mexicano en edad de votar el día de la elección cuente con su credencial de elector vigente y actualizada. Todos debemos de ser promotores de esta causa, da igual por quién vote cada persona, es un deber colectivo al que todos estamos llamados.

El segundo es involucrarnos en política, no hay democracia si predomina la ignorancia. ¿Vamos a llegar, una vez más, al día de la elección sin conocer a todos los candidatos que estarán en la boleta? ¿Nos da lo mismo éste o aquel? O, esta vez nos informamos y votamos bien.

Decía Churchill que, el mejor argumento en contra de la democracia era una conversación de cinco minutos con el votante medio, me niego a que sea así. Merezcamos nuestra democracia y la libertad para ejercerla.

    @Pancho_Graue

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