¿Qué hacemos ahora con la depreciación que ha tenido el peso frente al dólar durante la última semana?

Buscamos responsables o simplemente asumimos que una moneda en libre flotación tiene episodios de ganancias, pero también de pérdidas.

Debería, eso sí, el presidente Andrés Manuel López Obrador dejar de usar políticamente algo en lo que no tiene la más mínima injerencia como fue la fuerte apreciación que tuvo el peso frente al dólar durante largos ocho meses de este año.

Porque resulta paradójico que mientras el peso tenía uno de sus episodios de depreciación más importante de los últimos años, una caída de casi el 5% en 5 días, en los medios de comunicación seguíamos escuchando a López Obrador decir que el peso era la moneda que más se había apreciado frente al dólar.

Claro, en el mundo de los otros datos él siempre tendrá la razón frente a su clientela política, pero en el mundo financiero sí se notó que la corrección de la moneda mexicana fue una de las más fuertes entre las monedas emergentes.

No hay, por supuesto, nada de qué alarmarse porque muchos de los factores que han llevado a este fortalecimiento del dólar frente a la moneda mexicana son cuestiones externas y globales.

Es un hecho que de manera interna no ha habido acciones de este régimen que hayan llevado a la apreciación del peso. Sería más fácil que alguna mala jugada del lopezobradorismo llevara a la depreciación cambiaria, pero tampoco ha ocurrido algo así… todavía.

Aunque sí hubo una decisión interna que tuvo la mala fortuna de coincidir con un momento de apreciación del dólar.

No hay duda de que la decisión de la Secretaría de Hacienda y del Banco de México, a través de la Comisión de Cambios, de terminar gradualmente con el esquema de coberturas cambiarias sí influyó en la pérdida de fortaleza de la moneda mexicana.

Es cierto que era una forma de intervenir en el mercado de una moneda que debería defenderse con sus propias uñas, pero también es cierto que los tiempos previos a un proceso electoral complicado, con todos los retos políticos y financieros que ello implica, quizá no marcaban el mejor momento para soltarle esas amarras al peso mexicano.

Por alguna razón, las autoridades fiscales y monetarias de nuestro país le quitaron ese salvavidas al peso mexicano justo cuando el dólar de los Estados Unidos llevaba dos meses de un incremento sostenido en su cotización frente a la canasta de divisas.

Pudo haber sido esa la razón, si el peso estaba anclado con ese seguro de depósito, entonces no tenía la facilidad de reflejar esa fortaleza del dólar como ya lo hacían otras monedas. Terminar con esas coberturas daba margen al peso para un ajuste sano en el mercado.

Pero coincidió con una semana de altas presiones en los mercados, el precio del petróleo se disparó, el dólar subió su valor mucho más, los mercados entraron en un momento de vuelo a la calidad. El escenario perfecto para presionar al peso.

Lo dicho, no hay culpables de tener una moneda en libre flotación, solo hay que saber vivir con ello y no abusar políticamente de una cotización de la cual no se tiene control.

 

     @campossuarez