Alrededor de 500 mil fieles aclamaron ayer en Lisboa a Francisco en su primer encuentro masivo con los peregrinos que participan en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), la mayor reunión de católicos del mundo.
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La espera bajo el sol estival portugués valió la pena para Priscila Astua, llegada desde Costa Rica, que logró ver de lejos al pontífice antes de que arrancara la ceremonia de bienvenida en un céntrico parque de la capital.
“He llorado, pero de la felicidad. No puedo explicarlo”, afirmó emocionada esta estudiante de 17 años, que seguía el acto tras una valla.
Poco antes, el tradicional “papamóvil” con Jorge Bergoglio a bordo se abrió paso entre la colorida riada de fieles que esperaban ansiosos el primer gran encuentro de esta cita.
La JMJ fue creada en 1986 por iniciativa de Juan Pablo II. Después de las celebradas en Río de Janeiro (2013), Cracovia (2016) y Panamá (2019), esta edición, que tuvo que retrasarse un año por la pandemia, es la cuarta JMJ para Francisco.
CON INFORMACIÓN DE AFP
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