Es recomendable cautela y equilibrio con las definiciones, las actitudes y las acciones asumidas y desplegadas frente a ellas y también ante la propaganda.

Todos los conceptos, especialmente en un entorno de polarización más retórica que material, están en disputa. Hablemos de poder, representatividad, legitimidad y más coyuntural y recientemente “sociedad civil” o “ciudadanía”.

¿A quién pertenece el liderazgo de la sociedad civil, del pueblo o la ciudadanía?

Las tres nociones describen o aluden a las personas ajenas, a las otras y otros que no somos nosotros. Si advertimos que podemos ganar alguna partida real o ilusoria adjudicándonos ser integrantes del pueblo o de la sociedad civil, pero ignoramos voluntariamente que las y los demás también lo son pretendemos, inconfesablemente, ser tan arbitrarios como aquellos a quienes criticamos, especialmente si perdimos espacio político electoral en relación con ellas y ellos.

Quienes recomiendan que la sociedad civil encuentre su plena expresión en el frente conformado por la oposición pretenden ignorar el respaldo mayoritario de esa sociedad civil otorgado a quienes protagonizan el cambio de régimen y la transformación social. Critican al “pueblo” y enaltecen a “la sociedad civil”.

La congregación de más de 250 mil personas en el Zócalo involucra evidencia de una capacidad política y de liderazgo inexistente en otras expresiones políticas distintas de Morena, por ahora con o sin marginales intervenciones del despliegue de política clientelar que, como lo han demostrado todos los partidos no les es del todo ajeno al menos desde los 80 a unos y del año 2000 a otros.

Con el presidente Andrés Manuel López Obrador, la mayoría del “pueblo” o de la “sociedad civil” respalda un proceso de cambio de régimen iniciado hace cinco años.

Podemos afirmar que existe una sociedad civil en dos grandes expresiones. La primera, una mayoritaria que simpatiza con el cambio de régimen y su continuidad, incluso expresada en encuestas que ubican a Claudia Sheinbaum con una ventaja en la búsqueda de la coordinación nacional por la defensa de la cuarta transformación.

Y la segunda, una minoritaria —reconocida en los estudios también con mucha precisión— que es ajena a esa transformación. Eventualmente podrá haber un sector intermedio.

Todas y todos tienen cabida. El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, lo resumía con tino al hablar del lugar que ocupa la capital nacional en este proceso: “la ciudadanía refrenda el progreso”. Simple, sencillo.

Apertura donde tienen espacio manifestaciones como la de la ahora aspirante del Frente, Xóchitl Gálvez, las de empresarios como Claudio X. González o las de senadores que con la renuncia a su partido profundizan la crisis priista.

Estimular la competencia donde las personas de a pie resulten beneficiarias es fundamental, pues la sociedad civil es tanto de derecha como de izquierda, y es representada por una mayoría que atiende las necesidades también de las minorías.

@guerrerochipres