Hector-Zagal
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Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana – Síguelo en @hzagal 

Hoy es el Yellow Day, el día más feliz del año. ¿Por qué es el más feliz del año? Bueno, aunque nos parezca paradójico a nosotros, que estamos muertos de calor, esto se debe al clima. En el hemisferio norte, el verano comienza entre el 20 y 21 de junio. La primavera es fresca, pero el verano trae calor y días largos después de la oscuridad invernal en los países nórdicos. Las emociones positivas son más comunes en esta verano que en invierno. Además, en los países europeos hay largas vacaciones en julio y agosto

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Me da gusto dedicarle un día a la felicidad. Para Aristóteles, es la finalidad última de la vida. Todas nuestras acciones se encaminan directa e indirectamente hacia ella.

A unos meses de la pandemia, es un buen momento para considerar lo frágil que es la felicidad. Gracias a diversos informes científicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sabemos que la prevalencia mundial de ansiedad y depresión aumentó por lo menos 25% después de la pandemia.

Además, si revisamos el World Hapiness Report, un estudio anual que evalúa diversos factores para medir la felicidad en cada país, advertimos que una notable cantidad de países (sobre todo latinoamericanos y africanos) bajaron su nivel de felicidad después de la pandemia. Uno de esos países fue México, el cual en 2019 contaba con un puntaje de 6.6, y en 2023, de 6.3. Finlandia lleva varios años ocupando el puesto del país más feliz del mundo. Su puntaje es de 7.7. Afganistán se encuentra al final con 1.9. Obviamente, medir la felicidad es todo menos preciso. Los parámetros pueden variar según culturas y percepciones particulares.

Según Epicuro, la felicidad se encuentra en el placer, pero, contrario a lo que un hedonista vulgar podría imaginar, esos placeres deben ser sencillos, constantes y no provocar dolores. Para Epicuro, una vida sobria y austera, con placeres apegados a la naturaleza, puede ser más feliz que una vida con placeres intensos, pero destructivos o efímeros.

Los estoicos pensaban que, propiamente hablando, no podíamos ser felices. Nuestra meta es alcanzar en realidad un estado de tranquilidad (apatheia). El principal enemigo de esta “felicidad” eran las emociones descontroladas; por eso, el hombre sabio arrancaba las pasiones de su ser. Al final del día, lo importante para los estoicos es que la felicidad dependiése únicamente de nosotros, no de factores externos, ni de los demás.

Venimos no sólo de una crisis sanitaria, sino también de una crisis de felicidad. En cuestión de meses, miles de personas murieron en México, se perdieron negocios, se acabaron los placeres sencillos que a gozábamos. Ir a comer con unos amigos o charlar en la universidad después de una clase fueron pequeñas placer que la pandemia nos arrebató. Como decía un amigo mío: “Éramos felices y no lo sabíamos”.

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Éste también es un momento oportuno para preguntarnos cuál es nuestra estrategia para ser felices. La felicidad es el asunto más importante que tenemos en nuestra vida y, sin una estrategia, muy difícilmente alcanzaremos un estado de satisfacción. Para mí, la felicidad se encuentra en tomar una copa de vino con mis amigos y parientes, en jugar con los más pequeños de mi familia, en convivir con mis estudiantes, en leer novelas de detectives. ¿Ustedes?

Sapere aude!

RM

Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana