CARRERA CAMARADAS
Foto: AFP / Roro Mokgele realizó su habitual entrenamiento la semana pasada, previo al ultramaratón de aproximadamente 89 kilómetros, en Orlando East, Soweto  

Mokgele Ramathe se levanta antes del amanecer para conducir un autocar escolar. Una vez que termina de llevar a los niños, se quita el traje de chófer para revelar la ropa deportiva que lleva debajo. El motivo es prepararse para la Carrera de los Camaradas, un exigente ultramaratón muy popular en Sudáfrica.

Esos 90 kilómetros a recorrer en menos de doce horas por colinas todavía dan escalofríos a muchos sudafricanos negros como él. Durante mucho tiempo estuvieron excluidos de la misma, bajo el régimen del apartheid.

Con sonrisa jovial y una corta barba, “Roro”, de 40 años, mira su reloj y arranca entre la gente en una calle comercial de Soweto. En ese entorno de pequeñas casas de ladrillo, ropa puesta a secar y antenas parabólicas.

La carrera es un símbolo desde que fue ganada por un hombre negro bajo el apartheid, ayudando a dar al país la esperanza de terminar con el dominio de la minoría blanca. Conserva desde entonces un aura especial. “Se me pone la piel de gallina”, admite ‘Roro’.

JORNADAS PUNTUALES

Sus días están marcados por el reloj: ruta del autobús escolar, luego 5 kilómetros de carrera, ducha, apertura de su peluquería (su segundo trabajo), nueva ruta en autocar cuando los niños terminan su jornada, segunda carrera de cinco o diez kilómetros. Los entrenamientos largos, los que van entre 30 y 50 kilómetros, los guarda para el fin de semana.

La Carrera de los Camaradas empezará el domingo a las 5:30 en Pietermaritzburg, hacia el puerto de Durban. Unos 17 mil 920 corredores están clasificados, en su gran mayoría sudafricanos, procedentes de todos los entornos sociales. Tienen al menos veinte años y deben haber corrido ya un maratón clásico en menos de 4 horas y 50 minutos. El año pasado, el 84% de los participantes pudo terminar la prueba.

Este ultramaratón fue creado en 1921 para homenajear a los combatientes sudafricanos que murieron durante la Primera Guerra Mundial y celebrar la fuerza “del espíritu humano ante la adversidad”. Se recorre de media en más de diez horas y hay que terminarlo en menos de doce horas para entrar en la clasificación.

En 1975 se abrió por primera vez la inscripción a personas negras y mujeres, una quincena de años antes del final de las leyes segregacionistas. En la época, Sudáfrica tenía vetada la presencia en los Juegos Olímpicos y otras competiciones internacionales, por lo que intentaba cambiar su imagen en el mundo.

CON INFORMACIÓN DE AFP.

LEG