El hecho de que una economía como la de Estados Unidos tenga ese famoso techo de endeudamiento, que solo se puede ampliar por un acuerdo político entre los dos partidos políticos eternamente enfrentados, es una forma innecesaria de jugar con un botón nuclear.

El dicho reza que es como jugar con fuego, pero en este caso sí sería una verdadera catástrofe que, algún día, en ese juego de vencidas cíclico, demócratas y republicanos permitieran que la economía más grande del mundo tuviera que bajar la ventanilla de los pagos por falta de recursos.

Los episodios más complicados recientemente en esta historia de la ampliación del techo de endeudamiento se han dado con los demócratas en La Casa Blanca y los republicanos con el dominio del congreso.

Hemos visto como los gobiernos republicanos han sido más propensos a la expansión del gasto, en un país que se puede dar el lujo de tener déficits fiscales impresionantes que para otros países serían terminales.

La razón es muy sencilla, Estados Unidos, como dueño de la máquina para fabricar la moneda más codiciada del mundo, se puede dar el lujo de emitir deuda sin consecuencias de corto plazo, pero con un riesgo mayor que ahora explico.

Por eso, cuando George W. Bush gastó a manos llenas durante su presidencia, fue labor de Barack Obama limpiar el tiradero fiscal en aquellos años de la gran recesión, cuando las hipotecas subprime derrumbaron la economía estadounidense. Se llegó al techo de la deuda y vivimos un episodio similar al actual.

Cuando Donald Trump tomó la presidencia se encontró con la casa limpia y le bastaron cuatro años para dejar un tiradero fiscal impresionante. Llegó el demócrata Joe Biden y continuó gastando a manos llenas con sus programas post Covid-19. Total, solo hacía falta subir el techo de la deuda.

Los mercados se mostraron nerviosos por la falta de acuerdo, pero siempre quedaba la esperanza de que para la clase política estadounidense habría un interés nacional común antes que una detonación masiva en los mercados por proteger sus intereses partidistas.

Solo que esta negociación llegó con la elección presidencial del 2024 en pleno proceso de calentamiento y con personajes como Donald Trump rondando el vecindario electoral.

Al final, hubo un acuerdo a una semana de la fecha fatal que había fijado la secretaria del Tesoro de ese país, Janet Yellen, y eso tranquilizó a los mercados para que pudieran regresar a sus angustias habituales.

Pero hay algo que no deben perder de vista ni demócratas, ni republicanos y mucho menos los mercados. Esa compulsión por resolver sus problemas de liquidez emitiendo deuda sin ton ni son puede acabar muy mal, aun para el monopolio de la fábrica de dólares.

Y hay una razón muy simple, hay un país que acumula esos bonos de deuda en sus bóvedas que en cualquier momento puede juntar sus papeles y pedir el pago de sus recursos en una sola exhibición.

Ese ahorrador de bonos de la deuda de los Estados Unidos es China, que sabemos tiene todo el interés, y la estrategia en marcha, para arrebatarle al país norteamericano la hegemonía financiera del planeta.

 

    @campossuarez