El arte de fingir demencia o bien de hacerse, como dirían en mi pueblo “bien wey”, tan sólo es una sugerencia, y es que así podría llamarse cualquiera de los pasquines que ha escrito Napoleón Gómez Urrutia o podría ser el título del próximo, donde narre cómo es que por más de dos años hizo propaganda para que en el Senado se aprobara una reforma que modificó un criterio que le quitó en algunos casos 80% de lo que recibían los trabajadores del reparto de utilidades.

Napillo trabajó como nunca para fastidiar a los obreros, para volver a demostrar a los mineros el poco interés que tiene en ellos, y es que fue el principal impulsor de la modificación al criterio de la Participación de los Trabajadores en las Utilidades de las Empresas (PTU), sin importarle que gran parte de los ingresos de las familias del sector metalúrgico se apuntalaban de éstas.

Gómez Urrutia aseguró que los mineros ganaban mucho dinero y que se debería hacer un ajuste y lo logró: “Reconocer y agradecer la solidaridad y el apoyo a esta importantísima reforma que hemos aprobado hoy en el Senado de la República… por el lado de los trabajadores establecer lo que realmente les corresponde”.

Aprobó, junto con Morena, una reforma anticonstitucional en donde toparon a tres meses de salario las PTU, pasando por alto que la Constitución marca que se debe recibir 10% de las ganancias anuales que registraron las empresas ante la Secretaría de Hacienda. Se dice representante de los mineros, pero más bien es el enemigo.

Pocos fuimos los que nos opusimos a esa reforma, yo en mi carácter de diputado federal y líder obrero, advertí los daños, el impacto que tendría en los ingresos de los trabajadores de sectores como el minero, pero la agenda estaba marcada y la reforma tenía que pasar y se la encargaron al que ha demostrado por más de 20 años ser el más grande vividor de los trabajadores: a Napillo.

A un año del despojo y de que entrara en vigor la reforma, los daños son evidentes, miles de trabajadores perdieron ocho de cada diez pesos que recibían. En el FRENTE nos amparamos ante este criterio, fuimos los únicos en hacerlo y seguimos luchando en los tribunales para recuperar lo que nos quitaron.

Ante la presión de los mineros, Napillo fingió que no tenía nada que ver y calificó de un abuso la disminución de las PTU, inició huelgas y paros para que las empresas a golpe de amenazas pagaran lo que él modificó en la ley, como siempre echó la culpa a los patrones y los acusó de no querer pagarles.

Hoy, Napillo habla de las utilidades en sus redes sociales, como si nada hubiera pasado, ya olvidó que perjudicó a las familias, no dice cuántos recursos deberán recibir y mucho menos advierte que no serán más de tres meses de salario.

Vemos a Napillo, siendo Napillo, sabe que se robó 55 millones de dólares y que ha vivido por años en impunidad despilfarrando los recursos a la vista de todos, sabe que sigue utilizando a los mineros como botín político y nadie le reclama, que sigue extorsionando a las empresas y pareciera estar protegido por todos los poderes.

A Napillo hay que recordarle que el fuero que le regaló Morena no es eterno, que acaba prácticamente en un año, que es un canadiense que engañó al pueblo de México para ocupar una curul en el Senado y que en algún momento tendrá que pagar; mientras tanto, aquí estaremos los mineros recordándole sus fechorías y seguiremos advirtiendo a la sociedad de todo el daño que ha hecho este impostor a los trabajadores de México.

 

     @CarlosPavonC