Alguien no está haciendo su chamba. Alguien que, es de suponerse, cobra un salario por echar la mano con estos asuntos o algo mejor que un salario: una lanota “por fuera” por concepto de “asesoría en imagen”, “manejo de crisis” o una de esas cosas, tendría que haberse acercado preventivamente a los funcionarios, jefa de Gobierno incluida, que se fueron a reabrir la Línea 12, para decirles: “Luzcan las nuevas instalaciones, pero con cierta contención. Con pudor. Entiendo que es difícil aparentar tristeza, pero al menos hay que evitar que esto parezca una fiesta. Recuerden que seguimos en fase de control de daños”.

No entremos en los brumosos terrenos de la ética. De la decencia, pues. Todos sabemos que, esta vez, eso hubiera sido lo sensato. Digo, en la Línea 12 murieron 26 personas y todos conocemos también lo que concluyó ese peritaje: que el derrumbe se debió en una proporción importante a problemas de mantenimiento. Sabemos, asimismo, que luego hubo un incendio en el centro de mando, y luego un choque donde murió una chica. Y que las estaciones del metro humean un día sí y otro también como puestos de suadero, y etcétera.

Así que alguien tendría que haberle explicado al funcionariado chilango que hombre, sí, que Sun Tzu, o uno de esos, dice que los grandes líderes son los que saben convertir un golpe terrible en una victoria y catapultar con ella su carrera; que es una tentación entendible la de pasar a la historia como el genio de la operación política que le dio la vuelta al calcetín y usó la desgracia como plataforma de despegue.

También sabemos que los coachs cobran una fortuna por decirte cosas como que los grandes líderes hacen como los campeones de judo o los maestros de aikido, que aprovechan la fuerza del enemigo para derrotarlo, en conferencias con diadema y fotos, pero que subir a las redes videos donde sales cantando, todo sonrisas, en uno de los trenes, y luego cacarear la inversión gigantesca para recoger los ladrillos, y poner imágenes de Zapata en X estación, y trapear, y francamente olvidarte de los muertos y demás, es un exceso.

Bueno, pues nadie lo dijo, y la reinauguración, la reapertura, fue una celebración por todo lo alto.

Insisto, pues, en que parece que alguien no está haciendo su chamba. Así que al funcionariado chilango, un favor: en adelante, si se van a gastar el dinero de los contribuyentes en esas cosas, háganlo bien. En este caso, ya ni lo intenten. La verdad, ya valió madres.

Sobra decirlo, esta asesoría es gratuita.

 

    @juliopatan09