Foto: Valeria Chaparro.|  

Ante la proximidad del 12 de diciembre, Día de la Virgen de Guadalupe, peregrinos de distintas entidades del país ya comenzaron a arribar a la Basílica. Para realizar los largos recorridos y honrar con su visita a la guadalupana, desde meses antes piden permiso de ausentarse en sus trabajos en estos días o, en su defecto, cierran sus negocios.

Mario Villa vino desde Guerrero a visitar la Basílica de Guadalupe, para honrar a la Virgen y llevar fuego del Tepeyac a su pequeño pueblo. Llegó la noche del jueves y planea regresar el sábado por la tarde. “Es una fe muy grande que yo le tengo a ella y desde que tengo uso de razón me han inculcado esa fe. No se compara con nada. Gracias a ella siento que tenemos vida y así es”, aseguró.

El hombre tuvo que cerrar su frutería por esta semana, para poder realizar el recorrido, puesto que, a pesar de aseverar que “estamos muy metidos en el negocio, desde que amanece, hasta que anochece estamos ahí”, para él es importante darse ese tiempo para agradecerle a la figura.

“Nos damos un tiempo para venir acá. (…) Es una distracción venir aquí a la Basílica, es algo incomparable. Aquí te olvidas de problemas, de estrés, mover los camiones… es algo que yo me olvido todo, el negocio lo dejo a un lado, solamente me dedico a disfrutar el tiempo, el viaje, mis compañeros”, relató.

Por su parte, Jeremy Ronquillo, quien arribó desde Veracruz, pidió permiso en su trabajo meses antes para poder llegar. “Me dedico a componer celulares, entonces todos los años pido el tiempo, el espacio, los días necesarios, los pido con anticipación, porque es una tradición que no me la quiero perder, porque es una experiencia muy bonita”.

El joven explicó la importancia de su visita: “Es devoción, es nuestra patrona, la madre de Jesús. Nuestros padres nos lo inculcaron, vienen desde pequeños, de la educación que nos dieron y nos toca seguirle”.

En tanto, Verónica salió desde la comunidad de Xilitla, San Luis Potosí, como lo hace desde que tiene 15 años, a visitar a la ‘morenita del Tepeyac’. “(La Virgen) es una gran muestra de fe, por tener a mi hija con vida, después de un diagnóstico muy difícil que le dieron, pero, más que nada, el motor más grande que tenemos, en especial nuestra familia, para salir adelante”, apuntó.

La mujer explicó que es médico general, por lo que su trabajo es muy demandante. Sin embargo, “siempre trato de destinar estos tres días a la Virgen, por tanto que nos da en todo el año”.

LDAV