@guerrerochipres

 

Lo imposible sucedió. Por tercera vez, tembló en 19 de septiembre. Por segunda vez, después del simulacro en que se desplegaron claros avances en capacidad técnica de prevención respecto a 2017.

Mismo día, en la misma ciudad y casi a la misma hora que hace cinco años, sólo nueve minutos de diferencia. Fueron 7.7 grados que nos sacudieron, pero nos encontraron colectiva e institucionalmente fortalecidos.

Hace unos días, conversé con la secretaria de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de la capital nacional, Myriam Urzúa, en la sede Azcapotzalco del Consejo Ciudadano de la Ciudad de México. Ahí trabaja Tadeo, uno de los bebés sobrevivientes del sismo del 85.

En ese espacio, y a propósito de lo inverosímil e inaudito, Urzúa revisó los avances que hay en materia de protección civil en la capital nacional.

Desde el inicio del Gobierno de Claudia Sheinbaum se decidió crear esa dependencia y encargarle un verdadero Atlas de Riesgos que actualmente cuenta con 1800 capas de información dinámica, no sólo con amenazas del territorio sino en combinación con variables de vulnerabilidad social, económica, ambiental y con perspectiva de género. El documento está a disposición para consulta abierta de quien lo necesite: en esta parte del sexenio, suma 78 millones de descargas; hace cuatro años, el anterior Atlas, solo tenía 15 mil.

La protección civil influye en el sentir ciudadano y es elemento fundamental de la cultura cívica en general; nos hace aún más resilientes. El símbolo fundamental de este 19-S quedó triplicado por la ocurrencia del nuevo sismo que ayer nos sacudió emocionalmente y cuyos efectos es indispensable atender.

Queda esta reflexión: la solidaridad constituye uno de los más altos valores de la sociedad mexicana; trasciende cualquier frontera que artificialmente pudiera separarnos por nociones ideológicas, políticas o sociales.

Quedó demostrado aquel 19 de septiembre de 1985. Yo cubría entonces la guardia nocturna para el Instituto Mexicano de la Radio y más allá de las funestas e inolvidables estampas de edificios colapsados o cadáveres apilados en donde ahora se ubica Parque Delta, me conmueve hoy recordar cómo llegaban personas —vecinas y vecinos de las zonas siniestradas— a instalarse con algo de atole o café, tortas, palabras de ánimo para los rescatistas.

La ciudadanía organizada encontró fuerza colectiva ante la ausencia institucional del entonces presidente Miguel de la Madrid y todo su equipo. En ese momento nació también una nueva comunidad política, cuyos liderazgos están hoy en el Gobierno local y federal.

Hace cinco años se repitió la sombría y luminosa presencia del drama. Del sismo de ayer prácticamente no hubo daños humanos, aunque la Secretaría de Marina informó del lamentable fallecimiento de una persona en Manzanillo por la caída de una barda en una tienda Coppel.

Podrá pasar otras veces, pero la prevención —en términos de seguridad o de protección civil— puede evitar hasta el 85% de las fatalidades, de acuerdo a la literatura especializada. En eso vamos juntos ciudadanía y autoridad.