Plácido Morales Vázquez

Premio Chiapas 2018 en Ciencias.

El presidente Andrés Manuel López Obrador es “un peregrino en su patria”, conoce todos los caminos de México, ha abrevado en dichos, refranes, anécdotas y pasajes populares; entre los miles de pueblos que ha visitado está Ocozocoautla, al que le conocen como “Coita” sin que sea su nombre; un día de su última campaña en la Plaza de Coita abarrotada de gente el Presidente me preguntó, aquí qué se produce: grandes hombres dije, y señalando al frente: en aquella casa nació Luis Espinosa, diputado Constituyente y de quien Ocozocoautla de Espinosa lleva su apellido, y allá: señalando a un costado de la Iglesia, nació Emilio Rabasa el jurista-gobernador que trasladó los poderes de San Cristóbal a Tuxtla; autor de una de las obras clásicas del derecho político mexicano: “La Constitución y la Dictadura”.

Luego me preguntó, y por qué dicen eso de “Calma Coita” ¡ah! dije, esta es la anécdota y le narré el pasaje tal como me lo platicaron: En aquel Chiapas, al que todavía no lo enajenaba el futbol televisero, el básquetbol unía, en noviembre era el campeonato estatal con casi todos los municipios, entre ellos Ocozocoautla que en su camiseta solo se leía Coita, este equipo siempre daba partidos de “alarido” pero no ganaba, siempre llegaba a la final, “al ya merito”, y renacía la esperanza para el año siguiente; en uno de esos campeonatos Coita clasificó finalista y el pueblo se desbordó a Tuxtla para apoyar a su equipo, en la semifinal contra Tuxtla, Coita aventajaba en el medio tiempo con un marcador 20 a 10, en la delirante porra coiteca iba el dueño del cine quien arengaba al equipo y confiando en la ventaja se quedó dormido, despertó en el minuto final del partido, cuando el marcador había dado un vuelco: ahora Tuxtla ganaba por 50 a 30 puntos, el dueño del cine despertó y sin registrar el marcador, grito “Calma Coita, que vamos ganando”, el auditorio retumbó en una carcajada; el silbato del árbitro concluyó el partido y Coita y sus aficionados retornaron al pueblo otra vez, con la esperanza puesta en el próximo año.

Desde entonces a la inversa de la anécdota, cuando realmente se va ganando y el que va perdiendo se desespera, el aventajado dice “Calma Coita que vamos ganando” queriendo atemperar cualquier apresuramiento, pérdida del control o precipitación, ese día en el mitin el Presidente narró la anécdota que yo le había platicado y al final dijo: “Calma Coita que ya ganamos”.

Este miércoles en la mañanera, escuché al Presidente decir “Calma Coita”; de su memoria en la que guarda tantos archivos, retomó y narró el pasaje del básquetbol; un Presidente como López Obrador que escucha los pasajes populares y lo hace parte de su aprendizaje y enseñanza, puede tener la calma para a medio partido continuar con la vertiginosa transformación de México.