Ya son varias las voces en Estados Unidos que le piden a su presidente Biden “hacer algo más’’ ante el deterioro de las instituciones mexicanas.

Ayer el influyente senador Ted Cruz consideró que este deterioro y el manejo de la administración por parte del presidente López Obrador se han convertido en “un riesgo para la seguridad interna’’ de los vecinos del norte.

“El colapso acelerado de las instituciones mexicanas y el estado de derecho bajo López Obrador es una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos’’, dijo Cruz durante una reunión del Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense.

El embajador mexicano Esteban Moctezuma respondió a Ted Cruz en una carta en la que le pide “ampliar su visión’’ para entender qué está pasando con México y el mundo además de destacar la cooperación entre ambos gobiernos, por ejemplo, con el Acuerdo Bicentenario en materia de seguridad.

Moctezuma agregó que la seguridad de ciudadanos, políticos y periodistas sólo puede lograrse a través de la cooperación.

La relación entre ambos países nunca ha sido fácil, pero el hecho de que ahora un sector de su sociedad considere un riesgo la conducción del país es un ingrediente que debe tomarse en cuenta.

Quizá es el primer raspón de la relación entre ambos países, que no ameritó la intervención del canciller Marcelo Ebrard y quedó a nivel de embajador.

Pero no será la última condena de legisladores estadounidenses a lo que ocurre en el país.

¿Habrán tomado nota en Palacio Nacional?

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A los diputados de Morena se les acabaron los argumentos o decidieron cambiar de estrategia.

En cualquiera de los casos, lo ocurrido ayer en San Lázaro es para Ripley.

La mayoría que conforman los grupos parlamentarios de Morena y sus aliados abandonaron el Salón de Plenos debido a que la oposición, encabezada por el PAN, colocó frente a la tribuna una réplica de cartón de la Casa Gris, la misma que utilizaron los senadores el miércoles pasado.

El coordinador de la mayoría Ignacio Mier, acusó de ¡violenta! a la oposición por atreverse a proponer un punto de acuerdo para que se pidiera a la Fiscalía General investigar los posibles conflictos de interés del hijo mayor del presidente López Obrador.

Ni siquiera hubo el enfrentamiento en tribuna que sí ocurrió en el Senado, nada más, a una orden, todos los legisladores de Morena salieron del pleno.

Quién sabe si Mier tomó la decisión porque sentía perdido el debate luego de leer las críticas por el desplegado de apoyo al Presidente que firmó la bancada de su partido en el Senado, al que solo le faltó agregarle “el Presidente es el camino, la verdad y la vida’’.

O de plano ya se dieron cuenta que la estrategia se les revirtió y ahora tratarán de sacar una bandera blanca.

Como sea, ayer la oposición festejó haber evidenciado la falta de argumentos y disposición del grupo mayoritario para pedir una investigación sobre un asunto que le ha traído muchos dolores de cabeza al jefe del Ejecutivo.

¿Cambio de estrategia o ausencia de argumentos?

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Lo de la baja de Roberto Palazuelos era un strike cantado.

La sorpresa fue que el hasta ayer todavía senador morenista José Luis Pech aceptara cambiar de camiseta.

Pech fue el precandidato masculino con más apoyo en las encuestas que realizó Morena antes del dedazo, perdón, de elegir a Mara Lezama como su candidata al gobierno de Quintana Roo.

Y aunque sigan militando en Morena, varios legisladores de este estado harán como que hacen pero trabajarán para la oposición.

LEG