Foto: Arturo Romero / Vlady, el autor de los murales que adornan las paredes, nació en San Petersburgo, Rusia, en 1920, y falleció en Cuernavaca en 2005  

Al acudir al antiguo Templo de San Felipe Neri se corre el riesgo de salir siendo experto en economía, y es que desde hace años en su interior no se escuchan plegarias en voz alta, las cuales han sido sustituidas por el sonido de las páginas de los libros al ser hojeadas.

Este lugar, ubicado en la calle República del Salvador, parece una más de las Iglesias católicas que abundan en el Centro Histórico, pero desde 1970 se trata de la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, especializada en temas económicos.

En su interior, la modernidad de una computadora convive con viejos atriles, que sirven para que los lectores coloquen los libros, periódicos y manuscritos sin necesidad de abrirlos demasiado con riesgo de dañarlos, facilitando la lectura, el estudio y la transcripción de quienes acuden a este templo del saber.

En su catálogo se encuentran ediciones antiguas, por supuesto, pero quizá su mayor atractivo sean las paredes, adornadas por una de las obras más ambiciosas de Vladímir Kibálchic Rusakov, mejor conocido como Vlady , titulada La Revolución y los Elementos.

En esta pieza con fuertes influencias del expresionismo, el muralista, perteneciente a la generación de la ruptura, explora distintas revoluciones de la historia humana a través de las figuras, formas y colores. En el recorrido visual se puede identificar desde la toma de la Bastilla y la Revolución Rusa hasta la revolución sexual, estallando en colores y silencio mientras los asistentes estudian profundamente.

Iglesia por fuera, biblioteca por dentro y museo en sus paredes, este sitio, que parece salido de un sueño, por sus colores y múltiples aristas se vuelve un alebrije escondido en el Centro Histórico de la capital, que impresiona a aquéllos que cruzan sus grandes puertas de madera por primera vez.

Si no lo has hecho tú, que lees esto, deberías cruzar esas puertas.

 

LEG