Es necesario que una vez dentro del emprendimiento, se busquen las preferencias y necesidades de los clientes
Foto: Pixabay Es necesario que una vez dentro del emprendimiento, se busquen las preferencias y necesidades de los clientes  

Algunas veces, aquellos que se encuentran en el área artística o de diseño tienen la ilusión de que sus creaciones vayan más allá de quedarse en una repisa de su taller o estudio, quieren que la gente las compre, sin embargo, no tienen la guía para empezar a materializar su creación y convertirla en una marca.

Jacob Pulido, director de la incubadora mexicana de moda Fashion Forward, e Israel Macías, asesor de la misma, comparte a 24 Horas los retos de pasar de diseñador creativo a emprendedor:

Decisión. La labor de emprendimiento implica comprometerse con la creación, pero, además, con procesos de proveeduría, producción y venta.

“Normalmente (el creativo) trae los sentimientos a flor de piel, […] no tienen esa visión de negocios, tienen visión de diseñador celebridad”, refiere Jacob. “Es un trabajo. No es sólo creatividad.”

Profesionalización. Un error que se comete comúnmente es seguir la misma línea que los demás, “hay una sobresaturación del mercado, todos se quedan en una sola esquina”. Se recomienda acercarse con asesores que conozcan la industria en la que se emprenderá.

Localización. Es importante conocer la zona en donde se hace el análisis del ecosistema, de acuerdo con eso se tendrá avance cultural para integrarse al sector. En este punto, Jacob hace énfasis en comprender que muchas veces se engloba a México como una sola cultura cuando, en realidad, por su extensión de territorio posee diversidad de culturas.

Provisión. Es importante buscar proveedores del material que necesita el emprendedor y conocer cuáles son las capacidades que tiene la proveeduría.

“Cada uno de ellos (los proveedores) tiene compromisos previos con otros clientes, tienes que voltear a ver toda tu línea o todo tu canal de producción, comercial para poder vender una marca”, dice Israel.

Paciencia. “En una empresa empiezas a trabajar y a los quince días ya tienes tu primer ingreso, en el emprendimiento no, a los dos años empiezas a tener un retorno de inversión” sentencia Israel.

Pulido abunda en que “la media es de alrededor de cinco años para consolidar un emprendimiento y que ya empiece a ser rentable”.

Producción. Una vez que se tiene una visión clara del panorama, se debe empezar a armar el proceso de producción. Jacob refiere que en su incubadora “al sexto mes ya debe haber un punto de venta físico”.

Valor. Es probable que en el camino a que el emprendimiento funcione se acerquen personas que busquen invertir en la marca.

“Hay que darle el peso a tu negocio. Quien tiene la idea, tiene el mayor porcentaje del negocio. Creemos que quien tiene el dinero tiene el poder y no. Tienes que tratar de hacerlo con tus propios medios”, recomienda Pulido.

Actualización. Es necesario que una vez dentro del emprendimiento, se busquen las preferencias y necesidades de los clientes.

“Hay quien dice ‘la venta en físico ya no funciona’. Eso es mentira, a lo mejor en otros países tienen la cultura de que ya todo se compra en línea; en México no es así, todavía hay muchos que queremos ver, sentirlo, palparlo y a veces compramos hasta por recomendación”, señala Israel.

Aprendizaje. Cometer errores también es posible, pero esto debe resignificarse para no verlo como un fracaso, si no en tratar de entender qué fue lo que sucedió para poder mejorar.

Satisfacción. Después del esfuerzo, es necesario reconocerse el trabajo realizado.“El éxito de una marca de moda es cuando yo veo a alguien en la calle usando las prendas de mi marca, no sólo a tus amigos o familia”,  comenta Israel.

AR