¿Se imaginan con qué eficacia pudiera avanzar nuestro país si el Primer Mandatario defendiera el abasto de medicamentos, el combate a la delincuencia o el impulso a la economía, con la fuerza y terquedad que defiende su concurso de popularidad, mejor conocido como “Revocación de Mandato”? 

Sin duda, sería otro México, pero despertemos, que nuestra realidad es otra. En tres años han hecho un país con un desabasto histórico de medicamento y equipos en el IMSS, una inflación superior al 7%, una delincuencia que se desborda sumando más de 100 mil homicidios dolosos y por si fuera poco un Poder Legislativo inclinado a cumplir ciegamente las peticiones y caprichos del Presidente.

Estamos en un México donde el que no está con el Presidente entonces está contra él; lo vemos con el Instituto Nacional Electoral, donde los pocos organismos autónomos están sufriendo una embestida por parte del Estado; al parecer el pecado es ese, la condición de autonomía que pareciera por momentos no existir en un país tan cargado hacia Morena. 

La Cámara de Diputados, de Senadores y ahora la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sabiendo que López Obrador tiene una constancia para ser Presidente por seis años, están obligando al INE a no solo seguir una simulación sin sentido, sino que la intromisión de las ministras Margarita Ríos y Yasmín Esquivel, ambas propuestas al cargo por el Presidente, llega a que el Instituto realice “al chilazo” la votación con un presupuesto muy por debajo de lo proyectado, mil 503 millones de pesos.

Incluso, la SCJN está avalando una violación a la Ley Federal de Revocación de Mandato: el artículo 5 es claro, este debe ser solicitada por la ciudadanía y no por el Presidente o su partido como ahora. ¿Por qué el Presidente se enterca en realizar la revocación cuando en sus planes no está dejar el cargo y cuando tampoco lo está pidiendo la ciudadanía? De entrada, suena irracional y es desvirtuar la herramienta jurídica. 

¿Por qué presionar a una revocación, cuando todos sabemos el resultado?, que el Presidente saldrá a decir que el pueblo bueno lo respalda convencido de la Cuarta Transformación, ¿por qué la urgencia de la 4T de engañar a los votantes?, ¿por qué no les dice que no tendrá efecto sobre López Obrador? Él si quiere se va y si no, no, la revocación de mandato que hoy impulsan será efectiva hasta el próximo Presidente. 

El revés de la SCJN al INE no es al organismo, ni a su titular Lorenzo Córdova como lo quieren hacer creer, es a todo México, ya que la máxima autoridad de justicia del país está avalando una simulación y rebajando la revocación de mandato a un concurso de popularidad. 

El actuar de la SCJN nos obliga a preguntar con qué intención avala este “gustito”, ¿será por seguirle el juego al Presidente o bien, (cosa que dudamos), que lo hacen porque el Presidente cometió algún delito?, la segunda hipótesis está de sobra, a todas luces es un acto de entreguismo, complicidad y lealtad donde lo único que debiera existir es el cumplimiento a la Constitución. 

Es claro que la 4T es una transformación, pero de la democracia a la dictadura, de la autonomía a la subordinación y de la veracidad a la simulación. Estamos a tiempo, defendamos como sociedad la autonomía de los organismos, a falta de luchadores políticos pugnemos con nuestras voces un equilibrio en el poder y no dejemos que algo tan valioso e importante como nuestra democracia se desvanezca frente a simulaciones disfrazadas de programas sociales o consultas populares.

 

@CarlosPavonC