Leopoldo Salzar, la mente maestra detrás de la legalización de drogas de 1940
Foto: archivodrsalazar.com Salazar Viniegra era considerado "el Pasteur mexicano"  

“Hoy es un día histórico para las libertades. Después de un largo camino, esta Suprema Corte consolida el derecho al libre desarrollo de la personalidad para el uso lúdico-recreativo de la mariguana”, declaró el pasado 28 de junio Arturo Zaldívar, ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Un discurso del ministro presidente que se dio al concluir la sesión de la Suprema Corte que aprobó por mayoría calificada (ocho votos a favor y tres en contra) la declaratoria de inconstitucionalidad sobre la prohibición del uso lúdico de la cannabis, después de que el Congreso de la Unión no logró aprobar una ley para su regulación recreativa.

Una medida precedida de una “guerra contra el narcotráfico” que inició el 10 de diciembre de 2006 cuando el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa desplegó el Operativo Conjunto Michoacán que tenía como objetivo combatir las organizaciones del crimen organizado en la zona de Tierra Caliente, conocida como una área estratégica para la distribución de las drogas hacia Estados Unidos.

Mandato de Felipe Calderón que concluyó contabilizando más de 100 mil homicidios, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública; y medios internacionales como The Washington Post destacan que de enero de 2006 a mayo de 2021, en México han sido asesinadas alrededor de 350 mil personas y más de 72 mil continúan desaparecidas.

Cuartoscuro

La legalización de la mariguana con fines recreativos, sería un primer paso para contener este escenario de violencia y parte del tráfico ilegal de drogas. En 2016, el Senado de la República señaló que una medida de este calibre ayudaría a dañar financieramente a los cárteles mexicanos.

Sin embargo, en 1940 ya hubo un hombre que logró “revolucionar” el combate contra los narcotraficantes mediante la legalización de las drogas. Su nombre, Leopoldo Salazar Viniegra, prestigioso académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y director del histórico Manicomio General La Castañeda, que por asombroso que parezca, no cuenta con un perfil en la famosa enciclopedia libre Wikipedia.

Antes de continuar, un breve repaso del cerebro detrás del Reglamento Federal de Toxicomanías de 1940.

Al menos 7 muertos en Veracruz tras paso de huracán Grace

EL PASTEUR MEXICANO

Leopoldo Salazar Viniegra nació en Pánuco de Coronado, Durango, el 17 de diciembre de 1898; hijo del ingeniero Leopoldo Salazar Salinas y la señora Aurora Viniegra de Salazar.

Realizó sus estudios de educación media superior en la Escuela Nacional Preparatoria (ENP); los estudios médicos hasta el cuarto año en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y los concluyó en la Facultad de Medicina de San Carlos en Madrid (Universidad Complutense), en donde obtuvo la licenciatura y el doctorado en medicina. 

archivodrsalazar.com

Como médico, hizo estudios especiales en las clínicas de neuro-psiquiatría de la Facultad de Medicina de París, Francia.

De 1928 a 1930 fue ayudante del tercer curso de Clínica Médica en la Facultad de Medicina de la UNAM. En 1930, fue profesor de la misma materia y desempeñó la clínica de neuro-psiquiatría.

Sus colegas lo calificaron como un “expositor claro y brillante”. En sus cátedras “huía de las rutinas e introdujo numerosos ensayos e innovaciones”. No creía en las calificaciones y dejaba que sus alumnos se las pusieran solos. 

“Fue un maestro inteligente, los necios se alejaban de él porque creían que era un hombre poco serio, pero sus salidas ingeniosas no eran sino un pequeño fragmento de las doradas cumbres de su genio”, como lo señaló el doctor Raúl Fournier Villada, director de la Escuela Nacional de Medicina, el 17 de octubre de 1957 en un homenaje en memoria del doctor Leopoldo Salazar Viniegra, recientemente fallecido.

Desde 1925, se integró como médico en el Manicomio General La Castañeda, en donde se desempeñó más de 20 años; y el cual dirigió entre 1945 y 1948. Trabajó particularmente en los pabellones de Neurosífilis, Tranquilos, Alienados y destacó por sus aportaciones en el Hospital Federal de Toxicómanos.

archivodrsalazar.com

Es miembro fundador de la Sociedad Mexicana de Medicina Interna, hoy el Colegio de Medicina Interna de México; socio fundador y presidente de la Sociedad para Estudios de Neurología y Psiquiatría. Fue admitido como socio de número de la Sección de Neurología y Psiquiatría de la Academia Nacional de Medicina, el 20 de mayo de 1936.

MEDIDA REVOLUCIONARIA CONTRA LAS DROGAS

El 17 de febrero de 1940, durante el último año del mandato del general Lázaro Cárdenas, se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el nuevo Reglamento Federal de Toxicomanías, con el cual el Estado pretendía crear un monopolio para la venta de fármacos prohibidos y que serían distribuidos a los adictos a su costo; de esta manera se evitaría que los compraran a los narcotraficantes.

Como lo narra el libro, “La cosa nostra en México”, de Juan Alberto Cedillo, el doctor Salazar Viniegra, un respetable investigador médico que se desempeñaba como director del Departamento de Salud Pública, estaba detrás de la medida bajo el argumento “que sólo había una manera de frenar el tráfico de narcóticos en México”, y era que el Estado creará un monopolio para la venta de fármacos prohibidos a los drogadictos.

Sin embargo, desde Washington consideraban las medidas de Salazar como un “peligro” para Estados Unidos y comenzaron a cabildear ante el gobierno mexicano para que fuera removido de su cargo.

El gobierno estadounidense intentó desprestigiar al funcionario, quien tenía estudios de medicina en la Sorbona de París y gracias a sus investigaciones como neurólogo y en la psiquiatría era considerado “el Pasteur mexicano”.

Con la autorización del nuevo Reglamento, además de permitir a los médicos proporcionar drogas a los adictos, también se crearon dispensarios para atender a los “toxicomanos, a quienes no consideraba delincuentes sino enfermos”.

El primer dispensario para drogadictos comenzó a operar en la Calle Versalles del centro de la capital, en donde acudieron alrededor de 700 personas. Pagaban 20 centavos por la inyección, y entre 10 y 12 pesos por cinco dosis diarias. Leopoldo Salazar afirmó que gracias a ese dispensario, María Dolores Estévez Zulueta, conocida como Lola la Chata y una de las más famosas traficantes de drogas de la época, estaba perdiendo alrededor de dos mil 600 pesos diarios.

Burócratas de la Unión Americana cabildearon contra el doctor Leopoldo Salazar y gestionaron ante la Oficina Central Permanente de Opio, con sede en Ginebra, para que impusiera un embargo de medicamentos a México.

A los pocos meses el embargo comenzó a tener efectos, y la principal firma farmacéutica de la República Mexicana, la empresa alemana Casa Beick Félix comenzó a resentir la escasez de narcóticos terapéuticos.

Harry A. Anslinger, el zar antidrogas de Estados Unidos, informó al gobierno de Lázaro Cárdenas que “el embargo sería levantado cuando México aprobara la suspensión del reglamento”.

Debido a las presiones, el tres de julio de 1940 el Diario Oficial publicó el decreto que suspendía el Reglamento Federal de Toxicomanía

Operación Castañeda. El enigmático fin del manicomio considerado como La Puerta del Infierno

La medida se justificó argumentando que debido a la guerra en Europa había grandes dificultades para la adquisición de las drogas. La diplomacia de Washington se había anotado un trascendental triunfo ante sus homólogos mexicanos, enterrando la revolucionaria medida con la que se pretendía combatir al narcotráfico en México. A partir de entonces regresó el modelo que perdura hasta nuestros días.

Así que cuando pienses que México se está colocando en la vanguardia en la regulación de la mariguana, antes existió el doctor Leopoldo Salazar Viniegra, un investigador y académico mexicano, que convenció a un general de legalizar las drogas en todo el territorio nacional.

archivodrsalazar.com

OH