Tal como lo vaticinó el secretario de Seguridad del Interior de Estados Unidos hace tres semanas: el número de migrantes que tocarían la puerta sur de la Unión Americana llegaría a niveles no vistos desde hace 20 años… y ayer superó el récord de 15 años.

Según los datos publicados ayer por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), la cantidad de migrantes indocumentados detenidos en la frontera subió 71% en marzo con respecto al mes anterior: 172 mil 331 personas; en tanto que el número de menores no acompañados registró un aumento de 100% en un mes, al sumar más de 18 mil 890 niños encontrados.

Infografía: Xavier Rodríguez

Los menores representan un desafío no solo logístico, sino político cada vez mayor para el Gobierno demócrata, al que le explotó en las manos el tema apenas unos días después de que Joe Biden asumiera la silla de la Casa Blanca, el 20 de enero pasado.

Autoridades informaron que tenían a su cargo a 20 mil niños migrantes no acompañados. Para hacer frente al alza de estas cifras, se han habilitado bases militares y otros recintos para albergarlos. Según The Washington Post, el costo semanal de alojar a los menores suma cerca de 60 millones dólares.

Las cifras en la frontera han estado al alza desde abril de 2020 debido a razones que incluyen violencia, desastres naturales, inseguridad alimentaria y pobreza en México y en los países del Triángulo Norte de América Central, indicó la patrulla fronteriza: “Esto no es algo nuevo”, minimizó Troy Miller, comisario interino de la CBP.

Los republicanos no quitan el dedo del renglón: es una crisis, acusan.

CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS

FRASE

“Nos encaminamos a registrar el mayor número de migrantes en la frontera sur en 20 años (…) estamos comprometidos con el desafío, no hay una única solución”

Alejandro Mayorkas
Secretario de Seguridad Interior
de EU, en marzo pasado

Gobierno de Biden atenderá a Sheriffs

El secretario del Departamento de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, se reunió con alguaciles en El Paso, Texas, para hablar sobre la situación en la frontera, y trascendió que acordó reunirse con las autoridades de la zona.

Aunque no se autorizó prensa, medios locales reportaron que el alguacil Mark Dannels, del condado de Cochise, Arizona, presidente del Comité de Seguridad Fronteriza de la Asociación Nacional de Sheriffs, confirmó que fue la primera vez que pudieron sentarse con el funcionario.

Un día antes, los sheriffs enviaron una carta al Presidente pidiendo mayor seguridad en la línea divisoria.

La otra epidemia: control de armas

Desde la Casa Blanca, el presidente Joe Biden calificó la violencia con armas de fuego en Estados Unidos como una epidemia y una vergüenza internacional.

Quien siempre ha abogado por un mayor control de la tenencia de armas, ha recibido presiones de su propio partido, el Demócrata, para que actúe tras los recientes tiroteos de Colorado y Georgia.

“Esto es una epidemia, por el amor de Dios, y tiene que parar”, declaró el mandatario.

Horas después, un hombre armado abrió fuego en un negocio del estado de Texas, matando a una persona e hiriendo a varias más, que fueron hospitalizadas en estado crítico, sin que se conocieran aún los motivos del ataque.

Sin un acuerdo probable en el Congreso para aprobar una reforma amplia, por ejemplo para exigir un informe de antecedentes para los compradores, Biden anunció seis decretos para intentar abordar el problema. La víspera presentó un plan limitado para prevenir la propagación de las llamadas armas fantasma -que son de fabricación artesanal, a veces creadas por medio de impresoras 3D-, y que son imposibles de rastrear por las autoridades en caso de ser utilizadas en un crimen.
LEG