“Quien quiera derrocar la libertad de una nación debe comenzar por someter la libertad de expresión” – Benjamín Franklin.

El 10 de septiembre el director del Fondo de Cultura Económica, Paco Ignacio Taibo II, pidió a los escritores Enrique Krauze y Héctor Aguiliar Camín que, en lugar de cuestionar a López Obrador, deberían guardar silencio o irse del país.

En los días siguientes el presidente ni siquiera le llamó la atención a su funcionario por tan abierto intento de censura e intimidación. De hecho, con su silencio avaló la amenaza de Taibo.

Además el día 11, el mandatario, con una saña no vista desde Díaz Ordaz, llamó “pasquín inmundo” al Reforma por publicar que la esposa de su hermano Ramiro López Obrador estaba involucrada en el desvío de 223 mdp en Tabasco.

Estos ataques, en lugar de mostrar fuerza, revelan un gobierno débil. Uno que le teme a la diversidad de opiniones y, por ende, a la democracia. Un gobierno fuerte y seguro de lo que hace no desperdicia su tiempo intimidando a ciudadanos y medios que lo cuestionan. Y menos durante la peor crisis sanitaria y económica en un siglo.

Este asalto a la pluralidad no debe quedar impune —al menos no electoralmente—. La sociedad debe recordar el 6 de junio de 2021 que el presidente y sus empleados están “bulleando” a quienes imaginan un país distinto. Y no, no hablo de Trump.

@AlonsoTamez

 

DAMG