Se dice que el buen juez por su casa empieza, pero lo que se sabe es que la aplicación de la justicia en México es una de las asignaturas pendientes que ya son un lastre en nuestra historia.

En primer lugar, porque no había justicia en el país, porque desde el momento en que el presidente de la República viola la ley, el secretario de Estado viola la ley, el gobernador viola la ley, el presidente municipal también, pues la legalidad no existe.

Y esta es la triste historia de la justicia en nuestro país, donde se fabricaban delitos a los enemigos políticos y a los amigos se les otorgaba una impunidad vitalicia. Ante este panorama cualquier juez era un títere y todo funcionario dentro de la estructura de la justicia obedecía órdenes de los corruptos. Así sucedía en todos los aspectos de la administración pública.

Ante esta costumbre que amenazaba con convertirse en tradición nacional, se muestra la conducta habitual de un juez que no es justo, por ello, el Consejo de la Judicatura Federal anunció que el juez Amós José Olivera Sánchez, del juzgado del Tercer Distrito en Chiapas, fue suspendido de sus funciones y está siendo investigado.

La razón es muy clara y lógica: otorgó un amparo definitivo contra la orden de aprehensión a Alonso Ancira, presidente de Altos Hornos de México, acusado de lavado de dinero, delito que, según el juez de Chiapas, prescribió el 29 de noviembre de 2015.

Las circunstancias en las que ocurrió el amparo son muy extrañas. El titular de ese juzgado estaba de vacaciones y Olivera Sánchez sólo cubría vacaciones, y seguramente actuó de acuerdo con su interés y no con claridad ni lógica. Porque para el juez chiapaneco, Ancira es una víctima y no un delincuente.

Sin embargo, la suspensión no tiene como origen esta situación que merecería investigación, sino que el secretario en funciones, no juez, declaró el 13 de agosto pasado la prescripción de una acción penal, a pesar de que otro Juzgado de Distrito, con sede en la Cuidad de México, ya había resuelto y fallado como no prescrita.

Es decir, se juzgó sobre un fallo existente, se desconoció una decisión de un juez y se impuso sobre esa resolución una fuera de lugar y de transparencia. Dicha resolución la conocía plena y formalmente el secretario en funciones de Chiapas, al momento de emitir su decisión.

Esto quiere decir no sólo que la resolución es impugnable, sino que se actuó con dolo, porque si se hubiera actuado de manera parcial contra Alonso Ancira, no hubiera podido emitirse la ficha roja de la Interpol, corporación que lo capturó en España y tampoco hubiera tenido efecto la extradición a México del acusado.

La empresa AHMSA ocultó participación en el lavado de dinero, pero se deslindó de su director general, al mismo tiempo justificó las grandes cantidades de dinero depositadas en la cuenta personal de Ancira al asegurar que no eran parte de las negociaciones de la empresa sino de negocios particulares del acusado.

El 14 de enero de 2014 Pemex compró ProAgro y su planta de Coatzacoalcos a Altos Hornos de México, cuando la encabezaba Alonso Ancira, por un total de 442 millones de dólares, a pesar de que sus instalaciones llevaban 14 años sin operar y el 60 por ciento de la maquinaria era chatarra.

Ante esta realidad son muchos los delitos por los que debe investigarse a Alonso Ancira, como para que se le hubiera otorgado un amparo definitivo, un secretario de juzgado que no es el titular de un juzgado que está muy lejos de la sede de la empresa AHMSA, que se encuentra en Coahuila, y más aún teniendo un fallo al respecto de un juez en la Ciudad de México.

Esto muestra la facilidad con la que podía llegarse a la impunidad todavía hace un par de años y exhibe las coartadas y recovecos de las leyes para que los delincuentes de cuello blanco garantizaran su libertad sin importar el delito que hayan cometido. PEGA Y CORRE. – Hay quienes todavía le apuestan a la credibilidad de sus palabras y a la legitimidad de sus personas en algunos medios, porque aseguran que México está dividido, como si la postura política de los mexicanos fuera un tema determinante para tomar las armas y empezar a matar a sus hermanos. La polarización que todavía insisten en ver algunos analistas políticos sólo está en sus malas intenciones. Los mexicanos están unidos entre ellos mismos, la inclinación política nunca ha sido motivo de enfrentamientos en la historia de México, quienes los enfrentan son quienes tienen mucho interés en la revuelta para seguir gozando de privilegios que nunca más tendrán…Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

angelalvarop@hotmail.com

 

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