Las protestas de los diputados de Morena y sus aliados por las quintetas que competirán por cuatro puestos en el Instituto Nacional Electoral era un strike cantado.

Ningún candidato les embona.

El problema no es que los candidatos tengan diversos perfiles sino que no son incondicionales de la cuarta transformación, como exigen los diputados de Morena en su carta hecha pública ayer.

¿Qué no son los más calificados? Un comité, en el que sólo uno de sus miembros no votó porque en las listas no se incluyó a su favorita, votó por consenso las cuatro quintetas.

Y, como de antemano se sabía que los morenistas, sea cuál fuera el resultado del proceso protestarían, se blindó.

Primero, se estableció que las listas serían propuestas del Comité Técnico de Evaluación serían elegidas por consenso y no por unanimidad, como quiere hacer John Ackerman.

Segundo, la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, que es la ley que se aplicaría en este caso, dice en el numeral 2 del artículo sexto que “en ningún caso la interposición de los medios de impugnación previstos en esta ley producirá efectos suspensivos sobre el acto o la resolución impugnada’’.

Oficialmente, sólo dos aspirantes han interpuesto una queja ante el Tribunal Electoral luego de haber quedado fuera de las quintentas.

La carta firmada por 75 diputados, mayoritariamente de Morena, y sus aliados va dirigida a Mario Delgado a quien le piden presionar para reponer el proceso.

Delgado no se ha manifestado al respecto sobre el proceso de selección de las quintetas; pero ayer, cuando comenzaron las entrevistas a los aspirantes, el PT no hizo ninguna pregunta y los de Morena sí, de mala gana, más con deseos de hacer trastabillar a los candidatos antes de intentar comprobar su capacidad.

Así se llega hoy a la reunión de la Comisión Permanente, en la que hasta la hora de cierre de este espacio no estaba agendado este tema para la discusión general.

Delgado está contra las cuerdas.

Lleva casi dos años tratando de que no lo tiren de la coordinación en San Lázaro ahora tendrá que hacer malabares para contener a la ira de sus diputados o ceder a las veladas amenazas que se ciernen nuevamente sobre su cabeza.

A ver.

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¡Vaya defensa de Donald Trump ante las severas críticas a su Gobierno por el pésimo manejo de la pandemia de Covid-19!

El amigou de este Gobierno se quejó de que solo lo critican a él “y nadie habla de México que no nos está ayudando mucho’’, como queriendo decir que estamos igual o peor que ellos.

Además se aventó la puntada de asegurar que gracias al muro en la frontera norte se contuvo la cantidad de contagios.

Ahí si tuvo razón, México, particularmente sus estados del norte, se han salvado de una mayor cantidad de contagios provenientes de California, Texas y Nuevo México, principalmente.

Era cuestión de tiempo para que Trump volviera a ser el de siempre.

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El manejo mediático de la extradición de Emilio Lozoya ha generado cualquier cantidad de especulaciones justo cuando la sociedad espera transparencia y verdad en el juicio.

Todo mundo habla de un supuesto pacto del ex director de Pemex para entregar las cabezas de sus jefes, de horas de videos comprometedores, de afanes de venganza a cambio de inmunidad y de una enfermedad que en España desconocían.

Sumado al hecho de que ni el propio Presidente, vamos, ni el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, conocían el paradero del detenido de moda a unas horas de su llegada genera muchas dudas y pocas certezas.

Y ese no es el estilo del fiscal Alejandro Gertz Manero.

LEG