Al viejo estilo del pasado, la simulación también formó parte de las formas del nuevo gobierno, del que dice ser diferente. Emilio Lozoya llegó a México, pero contrario a lo prometido, no pisó el Reclusorio Norte, pues se encuentra en una suite del Hospital Ángeles del Pedregal, porque aseguran, tiene anemia.

Pese a las promesas del Presidente Andrés Manuel López Obrador, para terminar con la corrupción, el que Lozoya Austin no haya tocado la cárcel ni un minuto y en su lugar duerma en una cómoda suite de hospital, sólo manda el mensaje de que lo único que han cambiado son los actores, pero con el mismo show y simulación que tanto han criticado.

Quizá lo que no debemos olvidar es que Lozoya no llega a México en calidad de detenido, sino de testigo colaborador, una figura que le otorga al acusado la dispensa de un proceso judicial a cambio de acceder voluntariamente a prestar ayuda eficaz a la autoridad investigadora, otorgando pruebas contundentes para investigar, procesar o sentenciar a otros sujetos.

12 videos con 16 horas de grabación, han valido la negociación de Lozoya Austin con las autoridades mexicanas, pero ¿quiénes y haciendo qué aparecen en las grabaciones?

Esas son las cartas de Lozoya para evitar ir a la cárcel, lo que tenía muy claro desde el momento en que grabó dicho material; y los videos también se convierten en el as bajo la manga del gobierno federal que irá dosificando como mejor le convenga.

Ahora, el reto de la 4T será hacer una adecuada integración de las carpetas de investigación, dejar de lado las venganzas y apasionamientos para demostrar que sí son diferentes y que les preocupa más el verdadero combate a la corrupción y no el uso político de la justicia.

Y en Pregunta Sin Ofensa:

Esta semana nueve estados del país tuvieron que retroceder del semáforo naranja, al rojo ¿Entonces en dónde se está domando la pandemia de Covid-19?

 

aarl