El 17 de junio de 1970 es una fecha inolvidable en la historia del futbol, ese día se celebró en la cancha del Estadio Azteca el llamado partido del siglo entre Alemania e Italia en la Copa del Mundo de México 70 y sí, a 50 años de distancia nos sigue emocionado ese partido.

Soy una persona muy afortunada, tuve la suerte de ser uno de esos 100 mil aficionados en las gradas del Azteca y a mis 12 años me tocó ver ese encuentro de semifinales en compañía de mi hermano y de mi padre, en una de las filas más altas del coloso de Santa Úrsula.

En honor a la verdad, debo de decir que en general los 90 minutos de tiempo reglamentario no fueron del todo muy emocionantes, porque Italia con un gol a los siete minutos de juego marcado por Boninsegna metió el parido donde más le convenía, con su catenaccio controló las acciones, hoy, con la ayuda de los videos, puedo decir que fue muy táctico.

La Selección italiana tenía a Albertosi en la portería, destacando Facchetti, Mazzola, Rivera y Domenghini. La favorita era Alemania, que quería volver a la final luego de que en 1966 se quedaron en el segundo lugar con aquel polémico partido contra Inglaterra.

Los germanos eran muy poderosos con Maier de arquero, Vogts, Beckenbauer, el maestro Overath, Grabowsky, Seller y el goleador Muller.

El partido fue pitado por Arturo Yamasaki, peruano de nacimiento, pero que ya vivía en México, de donde no se iría nunca más.

Los italianos con el gol tempranero manejaban el partido, los germanos no podían lograr pasar la gran defensa, así llegaron los minutos finales, mucha gente se empezó a salir dando por descontado el triunfo italiano, gracias a Dios, mi padre no tomó esa decisión y pudimos disfrutar del dramatismo y una feria de goles increíbles.

Es verdad que los errores aparecieron, que no fue una perfección, pero seis goles en menos de 20 minutos fue una verdadera locura.

La gente criticaba que como se habían quedado en la banca Luigi Rivera por Italia y Libuda por Alemania, dos grandes delanteros que entraron de cambio. Así llegó el minuto 90 y con ello la fiesta.

El defensa Schnelliger empató en la última acción, mandando el juego a tiempos extras. Con la moral por los cielos los germanos se fueron con todo al ataque y al 4’ de los tiempos extras el gran goleador Gerd Muller anotó la voltereta.

Pero tan solo cuatro minutos después llegó otro defensor italiano, Burgnich y colocó en el marcador el 2 a 2. A pesar de no estar México en la cancha, la tribuna se entregaba a esa feria de goles.

La fiesta continuó y tan solo otra vez cuatro minutos más tarde Italia otra vez estaba en ventaja, ahora por conducto del gran Luigi Riva. Pero no era todo, otra vez apareció 6’ después Muller, el goleador del torneo para poner otra vez la igualdad en el marcador.

La verdad ya se pensaba en los penales, y muchos por festejar el empate a 3 no vieron el gol del triunfo. Se puso el balón en circulación en la mitad de cancha y los italianos fabricaron un avance, varios toques que los alemanes no pudieron cortar y así llegaron al área de Maier y fue cuando Gianni Rivera levantó la mano y logró ese gol que puso el 4 a 3 definitivo, el griterío fue ensordecedor.

La gran Alemania se quedaba vencida, con su gran mariscal Franz Beckenbauer con su brazo vendado e inmovilizado por una lesión de clavícula como una imagen de grandeza en la derrota.

Imposible no emocionarse, no gritar, ya nadie se acordó de los 90 minutos iniciales, lo vivido en los tiempos extras era digno de ser catalogado como el juego del siglo.

Cuando usted vaya al estadio Azteca, por el túnel uno, busque la placa que conmemora este juego, que ocurrió hace ya 50 años. Gracias futbol.

 

                                                                                                                                           @raulsarmiento