Ese martes, Wall Street caía por segundo día consecutivo, debido a que el colapso de los precios del crudo en Estados Unidos y sombríos pronósticos trimestrales de compañías parecían anticipar el mayor desplome económico desde la Gran Depresión debido a la pandemia del coronavirus.

 

A las 1438 GMT, el Promedio Industrial Dow Jones cedía 439,95 puntos, o un 1,86%, a 23.210,49 unidades, mientras que el S&P 500 bajaba 58,43 puntos, o un 2,07%, a 2.764,73 unidades y el Nasdaq Composite caía 200,77 puntos, o un 2,35%, a 8.359,96 unidades.

 

Casi todos los principales subsectores del S&P 500 caían más de un 2% y el índice de energía bajaba por séptima ocasión en ocho sesiones, un día después de que el contrato del crudo WTI se hundió a menos de cero debido a que los operadores se quedaron sin lugar para almacenar las entregas para mayo.

 

El desplome se contagió a los contratos de futuros para junio, lo que hizo que los inversores se preocuparan sobre la magnitud del daño económico causado por las estrictas medidas de confinamiento que han detenido la actividad empresarial y causado millones de despidos.

 

“Ayer, el histórico colapso del petróleo tuvo un impacto limitado en las acciones en Estados Unidos, pero ese no será el caso a futuro, debido a que la renovación de contratos no esperará hasta tan cerca del vencimiento”, dijo Edward Moya, analista de mercados en OANDA.

 

El índice referencial S&P 500 ha subido más de un 25% desde un mínimo que registró en marzo, impulsado por medidas de estímulo de billones de dólares, pero aún permanece un 17% por debajo de el récord máximo, debido a que hay países totalmente cerrados para intentar contener la propagación del virus.

 

Las solicitudes de subsidios por desempleo en Estados Unidos sumaron 22 millones en el último mes, debido a que las empresas del país aplicaron dramáticas medidas de reducción de costos para enfrentar la crisis y es posible que los sondeos de actividad de negocios en el país, que se conocerán el jueves, caigan a mínimos no vistos desde la última recesión.

 

El índice financiero perdía un 1,9% debido a que los inversores abandonaban los activos considerados de riesgo y buscaban la seguridad de los bonos y el dólar.

 

PAL